5º Congreso CNT

 

VEINTICINCO ANIVERSARIO DESDE EL 5º CONGRESO

 

¿DÓNDE ESTÁS, CIPRIANO MERA?

 

Aparecido en 2004, reproducimos este texto por su actualidad entonces y ahora

El próximo diciembre se cumplirán veinticinco años del infausto 5º Congreso de la organización confederal. Veinticinco años, por tanto, del divorcio que habría de dar lugar con el tiempo a un conjunto de tres organizaciones distintas (una de ellas fragmentada asimismo en Cataluña) que se reclaman del anarcosindicalismo.


En ese Congreso de la Casa de Campo madrileña habría de tratarse la expulsión en su día de Cipriano Mera de la organización cenetista del exilio.


No vamos a glosar aquí la figura de Cipriano, bástenos decir que le consideramos una de las figuras más emblemáticas, si no la que más, de lo que fue el espíritu de la “organización madre”. Luchador incansable por la unificación confederal; portador y depositario de una honradez y una ética “anarquistas” que tan ausentes estuvieron tras la guerra civil y durante la transición en nuestros medios, y que tan necesarias son de recuperar hoy día si queremos reencontrar y reconstruir aquello que fue la vieja CNT.


Será curioso observar en nuestra propia prensa (la de todos), las reacciones, si es que las hay, referentes al citado Congreso, o si como suele pasar en estos casos, buscaremos la medicina en el olvido.
Un análisis a vuelapluma de “nuestra transición” y un intento de explicar aquel comportamiento nuestro, habría de llevarnos a estudiar las “deformaciones ideológicas” en nuestros propios medios. Tanto en los jóvenes de entonces, la mayoría procedentes o influenciados por una cultura marxista, dominante ayer como hoy del Movimiento Obrero. Como en los “veteranos”, contagiados asimismo durante un mínimo de cuarenta años del virus autoritario, aún más en el exilio.


Tras cuarenta años sin discutir, los “recién llegados” necesitábamos analizar, comparar y cotejar las distintas “teorías revolucionarias”, incluido el anarcosindicalismo, para ponerlas en solfa o aceptarlas como si nos fuera la vida en ello como organización (que nos iba). En cambio, los “de toda la vida” continuábamos aferrados a los viejos esquemas y no supimos ver que aquel sarampión era una enfermedad necesaria, pero juvenil al fin y al cabo, y que, como todo jardinero sabe bien, para formar un seto hay que esperar que las ramas más retrasadas crezcan y se desarrollen, para poder en cualquier caso armonizarlas en un todo.


No fue así. La intransigencia de unos y la intolerancia de otros (o al revés), volvieron a reinstalar en la organización recién formada el pandemónium del exilio. Y todo ello para constatar al final del trayecto que el anarcosindicalismo hay muchas formas de entenderlo, pero que, como siempre, se concreta en dos tendencias mayoritariamente. Una más “revolucionaria” o anarquista, y otra más “reformista” o sindicalista, que a finales del atormentado siglo XX se cohesionan alrededor de dos tácticas diferentes (¿pero excluyentes?) en torno a los Comités de Empresa. Pero, ¡ay!, llegar a descubrirlo nos costó romper la raquítica organización que aún nos quedaba, y con esa ruptura, aquel diciembre, matar la primavera.

¿Qué fue de Anselmo Lorenzo?.

 

CNT: ¿sindicalismo revolucionario, anarcosindicalismo, anarquismo sindical, simplemente anarquismo, o...?

Tras la ruptura, ya se sabe, los que más tarde llegaron a heredar el nombre de “la madre”, desataron las furias y tacharon a los impugnadores del Congreso de traidores, manipulados, reformistas, vendidos... En fin, la hez de la Tierra.

El revolucionarismo a ultranza será la característica fundamental de este grupo, pero ¡ay!, ¿con quién hacer la revolución si los trabajadores son conformistas?

Sin embargo, su pedigrí anarquista no les impedirá renunciar a “los principios” y recurrir a la “justicia” del “Estado burgués” para “defender” “sus” siglas
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¿Pero acaso era la primera vez que renunciaban?

Ya vendrá la montaña, piensan. Y mientras así piensan y actúan, no echan de menos aquello que les falta. Practican un “anarcosindicalismo” pagado de sí mismo, parapetado en sus razones, cual si de una barricada se tratara: “Como tenemos razón, ya vendrán a nosotros”.

¿Pero y si los trabajadores no vienen? En cualquier caso, no parece que tengan mucha prisa...

Y es que “toda teoría y toda praxis que por empeñarse en defender su pureza doctrinal actúan al margen de su entorno histórico y sociológico, no son revolucionarios, sino pequeño burgueses, ya que conceden mas importancia a la afirmación abstracta de sus principios, que a la transformación objetiva y concreta de la sociedad” (Heleno Saña).

Qué agradable es pensar que se tiene razón, sobre todo si de esa manera evitamos tener que analizar la realidad y constatar que aquello que nos falta se encuentra en otra parte.

¿Han vuelto a matarte, Noi?.


CGT: ¿anarcosindicalismo, sindicalismo revolucionario, simplemente sindicalismo, simplemente, o...?

Transformar la sociedad, evento que ha de llevarse a cabo con la mayoría de los trabajadores, implica previamente un proceso autoeducativo de toda la clase obrera.

Los impugnadores tomaron el camino de “acercarse a la clase”... a través de los Comités de Empresa, siendo su objetivo inicial “vaciarlos de contenido”. Sin embargo, ocurrió lo del cazador cazado. ¡El “proceso educativo” se realizó en la dirección contraria!.

Hoy por hoy, el objetivo último del grupo parece ser el de conseguir el mayor número de delegados, sin importar de qué forma, en dichos Comités. ¿Es ese todo el bagaje del anarcosindicalismo para transformar el mundo?.

Evidentemente, como no podría ser menos, este grupo es el mayoritario dentro de “la familia”, aunque los resultados, tras veinticinco años de proceso y renuncias, no podemos calificarlos de halagüeños.

Estamos con la gente, piensan; y mientras así piensan y actúan, no echan de menos aquello que les falta. Practican un “anarcosindicalismo” oportunista y vacío, divorciado totalmente del objetivo final, si es que lo tienen.

¿Dónde está el espíritu rebelde que caracterizó siempre a la organización madre?

Qué agradable es pensar que se tiene razón, sobre todo si así evitamos tener que mirarnos al espejo, analizar qué somos, y comprobar que aquello que nos falta se encuentra en otra parte.

¿Dónde estás, Francisco Ascaso?


ANARCOSINDICALISMO: ¿una propuesta de futuro?

El “divorcio de plata” que estamos a punto de “celebrar” el próximo diciembre, debería hacernos reflexionar a todos, más allá de los cómodos esquemas mentales de estar en la razón. Deberíamos saber a estas alturas (¿por haberlo estudiado en el mismo “colegio”?) que EL ANARCOSINDICALISMO ES UNA SÍNTESIS. Es coger lo mejor del anarquismo (su ideal, su espíritu de lucha...) y lo más óptimo del sindicalismo (su practicismo, su labor educacional colectiva...), para formar UN TODO SUPERIOR y, lo que es más importante: una esperanza.

EL FEDERALISMO es la herramienta que convenientemente utilizada permitiría al anarcosindicalismo enfrentarse a aquellas idioteces que supuestamente lo dividen ideológicamente (¡¿los Comités de Empresa?!). Por que... “Sólo con una condición podríamos hacer una organización: y es la de que debe basarse en el absoluto respeto hacia todas las iniciativas individuales, sin estorbar su libre juego y su evolución. El principio esencial del anarquismo es la autonomía individual y colectiva” (Emma Goldman, 1907. Congreso de Ámsterdam).

Aquello a lo que le resulta más difícil enfrentarse, ya que para librarse de ello es necesario un proceso autoeducativo intencionado y de larga duración, es a la egolatría de sus supuestos militante y a la extraña pretensión de todos ellos de encontrarse en la verdad absoluta que tienen que imponer a los demás a toda costa.

El roce hace el cariño... pero también el odio. Anarquismo y sindicalismo, si quieren volver a ser una esperanza para la clase obrera, han de entender que el otro es necesario. Que la fecundación de un concepto por otro es el acto esencial que da la vida. Que ese otro con el que no estamos totalmente de acuerdo es eso que nos falta, eso que nos completa. Aquello que complementándonos, nos permite ser la herramienta capaz de transformar el mundo.

¿Qué ha sido de ti, Peiró?.


MIRANDO HACIA ATRÁS...

Veinticinco años ya. Tiempo vivido que hemos ido dejando atrás entre desgarros. Y año tras año, diciembre tras diciembre, a medida que nuestra oportunidad se iba pasando, al hacer el recuento no dejábamos de soñar como otros tiempos: el próximo diciembre primavera...

La necesidad de unidad y de respeto al otro fue siempre la batalla de los más grandes entre los militantes que ha dado nuestra causa. Algunos “tuvieron suerte” y consiguieron ver una organización que prometía ser aquello por lo que tanto habían luchado. Otros no tuvieron tanta, y su recompensa fue la expulsión, la calumnia y el escarnio.

Y actualmente, en la mediocridad omnipresente que nos aturde y ciega, más que nunca nos hace falta su ejemplo, su entrega, su moral, y su lucha por encima de todas las banderas...

¿Dónde estás, Cipriano Mera?

 

C. Carretero

Aparecido en Contramarcha Nº 24

Octubre 2004

 

 

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