Honor de las injurias libro

 

LAS INJURIAS AL HONOR DE "EL HONOR DE LAS INJURIAS"

 

Artículo con motivo de la exposición en el Centro cultural Conde Duque de Madrid de El honor de las Injurias

 

Carlos García-Alix ha realizado un gran esfuerzo de investigación, que ha presentado en una preciosista película y exposición sobre un equívoco individuo que con carnet confederal sirvióse de métodos sui géneris para “difundir la Idea”. Dados los resultados, no dudamos que ateniéndonos a la calidad, el valor documental del trabajo, y la forma de presentación, será emitido en su día en horas de máxima audiencia a través de las televisiones públicas, cuando al Capital y a su herramienta el Estado le interese montar la próxima campaña de desprestigio contra los anarquistas; a no dudar, a poco que el/los anarcosindicalismo/s comience/n a tener de nuevo algún peso social, y para lo que se valdrán como tantas otras veces del hallazgo de algún infumable petardo, o de la rotura de algún escaparate, cuando no de alguna cosa más seria, a manos de algún anarco y/o insurreccionalista despistado convenientemente manipulado por el Gambín de turno.

Decimos esto porque a pesar de lo que diga G-Alix de sus simpatías por las ideas anarquistas, nuestra impresión es que ha hecho muy bien su trabajo, o bien determinado trabajo. De hecho él mismo confiesa su decepción al buscar en los textos franquistas publicados durante la dictadura, en su afán por buscar información sobre determinados “verdugos” y “checas” anarquistas (él lo dice de otro modo). Así es que consciente o inconscientemente se dedica a enmendar la plana a textos como La dominación roja en España / Causa general y a ilustrarnos sobre las atrocidades y métodos de determinados “bandidos e iluminados” del anarcosindicalismo madrileño.

 

Felipe Sandoval

Felipe Sandoval


La excusa es investigar la vida y andanzas de Felipe Sandoval, y el método, la erección de un enorme ventilador apuntando a un gran montón de mierda con el que salpicará y embadurnará el pasado confederal y libertario no solo por la descripción y análisis que efectúa de los actos de ciertos individuos como el citado, sino porque no se recata en esparcir la inmundicia y salpicar a hombres como Ángel Pestaña, Cipriano Mera, Amor Nuño, Eduardo Val, García Pradas, Manuel Salgado... algunos de ellos "fomentadores de checas” según Alix, otros señalados por él (que evidentemente simplemente se limita amplificar y dar credibilidad a declaraciones arrancadas bajo tortura), de dar las ordenes directas de eliminación pura y simple de personas, que no con la óptica de entonces y la moral de guerra, sino con la del siglo XXI, sería posible denominar como honradas personas calificables como tiernos fascistas o adorables quintacolumnistas cándidos y personas inocentes.

Del porqué de la elección del personaje nos da cuenta el autor tanto en la película como en la exposición y el libro que ha publicado en torno a ellos: las supuestas sombras narrativas con que Eduardo de Guzmán en su libro Nosotros los asesinos trata al personaje en cuestión, al que deniega el calificativo de anarquista.

¿Qué un honrado anarquista duda de la actuación de otro hombre? ¡Habrá gato encerrado!, y evidentemente G-Alix se sientirá atraído “vers la flamme”, y no parará hasta iluminarnos a todos con sus descubrimientos y dar la debida relevancia y el estatus que merece a aquello que el franquismo no ha dado la debida importancia o ha pasado por alto. El momento histórico desde luego es oportuno porque, pensamos nosotros, ¿qué momento histórico no es oportuno para desprestigiar al anarquismo?

G-Alix nos da cumplida cuenta de la truculencia y la morbosidad del personaje. Y hemos de confesar que a fuerza de atribuirle atrocidades, termina por despertar en nosotros determinada simpatía. Algo similar al “efecto PCE”, que de tanto insultarlo el franquismo, consiguió hacer de tantos de nosotros simpatizantes de viaje de este partido antes de conocerlo, por mero rechazo a tanta basura ideológico-informativa difundida sobre él. Pero vayamos a lo que nos atañe; en cualquier caso las actividades moralmente más discutibles de Sandoval, desde la óptica de 2007/08, son sus formas de eliminar supuestos o auténticos fascistas o colaboradores con el enemigo en el primer cuatrimestre de la guerra civil. En ese primer cuatrimestre tienen lugar en el campo republicano las acciones más incontroladas (no en el campo faccioso, donde las actuaciones de falanjos, requetés, carlistas y otros individuos de similar calaña durarán hasta bien entrada la “paz franquista” contando con la aquiescencia y el aparato del Estado y la benevolencia y bencición de la Iglesia católica),  acciones incontroladas repetimos, realizadas por ciertos individuos que ante la desmedida actuación asesina de los sublevados contra la República intentan utilizar sus mismos o parecidos métodos en aquellas personas sospechosas de apoyarlos.
¿Serán cosas de las guerras?

Sin embargo a G-Alix se le olvida reseñar que los que primero pusieron coto oficial a ese tipo de actuaciones serían los anarquistas que no solo llegarían a fusilar a algunos de los suyos que realizaron ese tipo de tropelías. Las actuaciones de Melchor Rodríguez, sencillamente las silencia.

Repartiendo  libros en Madrid

Militantes de CNT reparten libros en Madrid


La pega es que esos métodos, los practique quien los practique, casan mal con los textos y las ideas anarquistas, y son mas propios de pensamientos filofascistas, o bien de otras corrientes del Movimiento Obrero, que suelen teorizarlas como “dictaduras proletarias” y otros eufemismos.
Pero G-Alix no se detiene en tales sutilezas.

¿Infiltrados o aprovechados de la CNT entonces?

En cualquier caso afirmar y atribuir al anarquismo la difusión de ideas como que el día de la revolución es aquel en que “todo sería de ellos y nada de sus enemigos, ni siquiera la vida” (pág. 110 del libro) nos hace pensar que los conocimientos de G-Alix sobre el anarquismo provienen más bien de Engels, Lenin o Preobrazenski y de la propia burguesía, que de los propios textos anarquistas.

Se intenta demostrar en cierta forma que Sandoval es un anarquista de acción, es decir un hombre que roba a los ricos para dárselo a los pobres. Pero claro tan loable acción ya no lo es tanto si como alguien ha hecho notar, esos pobres son de la CNT.... detalle este que debe restarle alguna cualidad sutil a la pobreza.

No obstante algunos de los episodios en los que interviene Sandoval y que afianzan su leyenda no dejan de tener su aquí. El atraco al conde de Ruidoms, por ejemplo, en 1932 en que dicho personaje pretende huir del país con parte de su capital convertido en alhajas, fortuna que había acumulado gracias a deslomarse diariamente trabajando como un negro como todo el mundo puede suponerse, sirve a la prensa burguesa republicana del momento para escandalizarse, pero no de la fuga de capitales puesta al descubierto por la acción y que atenta directamente a la supervivencia de la República, sino por el destino del dinero, que al fin y al cabo de una forma o de otra irá a parar a las clases populares, pues ya se sabe “al enemigo ni agua”.

La actuación de Sandoval en el primer cuatrimestre de la guerra, será todo lo punible que se quiera, pero difícilmente puede decirse que sea la de un “policía y verdugo al servicio de la revolución”. Sandoval es policía y verdugo evidentemente, pero desde luego no al servicio de la revolución, sino de la República asediada. Sus víctimas serán fascistas denunciados por el Comité Obrero de su fábrica, cierto ex-funcionario de prisiones al que “conoce personalmente", algún viejo asesino a sueldo del Sindicato Libre que cuenta en su nómina con el acuchillamiento de Tomás Herreros en su puesto de libros... Todo ello nos lo presenta G-Alix “documentado” bien de la confesión de Sandoval (arrancada como ya hemos dicho bajo tortura), bien de otros textos que tratan el periodo.

Pero quizá la acusación más grave sea la de atribuirle el dar la orden de incendiar la cárcel Modelo de Madrid en agosto del 36. Mientras en el libro la frase es: “No parece haber duda de que fue él quien dio la orden de quemar la cárcel”, en la película la afirmación es contundente. Aunque hablando de “dudas”, no deja de llamarnos la atención que la cárcel sea ordenada incendiar por un individuo que se encuentra dentro de ella en ese momento, enfrascado en discusiones filosóficas con antiguos compañeros, y que para salvar su vida tenga que salir por piernas.

G-Alix da a entender que todas estas truculencias son fruto de la veleidad del personaje, del cual afirma que actúa a su propio capricho. ¿Cómo dudarlo si él mismo lo ha confesado por escrito?. También se afirma que actúa a las ordenes del Comité de la que el autor denomina la “Checa de Fomento”, entidad ésta bien distante de ser una checa, o cárcel ilegal o privada, pues es un organismo perfectamente legal de la República en el que están representados todos los partidos del Frente popular además de los anarcosindicalistas, y que está a las órdenes del Ministerio de Gobernación regentado por el socialista Ángel Galarza.

Alix se recrea bien en las atrocidades cometidas en esta Comisaría oficial de la República, y no se olvida resaltar el detalle de que tales "atrocidades" fueron cortadas de raíz al ser mandada clausurar por D. Santiago Carrillo (!!!).

Tiene G-Alix una atracción morbosa por las checas, o más bien por determinadas checas de las que él imagina su existencia, aunque curiosamente, tanto en el libro como en el Documental poco o casi nada habla de las checas del PCE, aunque solo sea  para contextualizar a las demás ¿Por qué será?

 

Cinema Europa



Una de las cosas más curiosas que nos descubre Alix es la existencia de una supuesta checa en el Cine Europa de Madrid, centro de reclutamiento de la Confederación, y donde al parecer actuaba Sandoval. La existencia de esa checa nos es descubierta por el ínclito Lister, “gran revolucionario” él, en su libro Nuestra guerra, del que no sabemos si está escrito de su propio caletre o al dictado.

Indudablemente, sobre un individuo equívoco, G-Alix, ha efectuado asimismo un trabajo equívoco. El dar credibilidad sin más a confesiones arrancadas bajo tortura, o a narraciones en las que el peso de las pasiones políticas juegan un papel preponderante, así como la no relativización de la validez de la documentación aportada, por lo anteriormente dicho, hace que el valor y la utilidad de la película, así como de la exposición y del libro, sean por sí mismos relativos.

Aunque a alguien servirán a su debido tiempo.

El autor promete en el libro realizar otros estudios y retratos, y cita algunos nombres como Antonio Ruiz Sanz, o Antonio Ramos Ariño, casi todos ellos “compañeros” a los que Eduardo de Guzmán y otros presos confederales no dirigían palabra. Sinceramente creemos que a él le va mejor la profundización en las caducas estéticas marxianas, como ha hecho en sus anteriores trabajos: Maridgrado ó Madrid-Moscú.

Si las simpatías hacia el anarquismo que dice poseer le vienen dadas por su atracción hacia individuos como Sandoval y los otros que cita, que dios nos libre.

 

Crescencio Carretero

Aparecido en El Solidario nº 14


Otoño 2008

 

 

 

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