HA FALLECIDO FELIPE ARANDA

El 29 de enero (2013) nos ha dejado definitivamente Felipe Aranda después de llevar un mes enfermo tras el Ictus sufrido en diciembre. Nos dicen los compañeros y compañeras que han tenido más contacto con él que lo que más le cabreaba últimamente era no poder expresarse, pues su mente funcionaba bien pero no articulaba las frases como las tenía pensadas y eso le enfadaba sobremanera.  Siempre se expresó muy bien Felipe, sin andarse por las ramas ni marear la perdiz, fue claro y conciso, sin adornarse ni recrearse en florituras.  Fue valiente, muy valiente durante toda su vida. Y así se ganó la confianza de todos nosotros y sobre todo de toda su generación. Para con nosotros, los militantes de la Soli, el trato fue muy cercano y fraternal, sin sectarismos de ningún tipo, como compañeros. Siempre le recordaremos en las movilizaciones de 1998, con su Asociación de Jubilados del Metro, cuando el saqueo al FAS y los despidos de Poli y Manolo, en las asambleas, manifestaciones y bajándose a la vía en Pacífico 6…
Fue el mayor luchador de Metro de todos los tiempos y nunca reconocido lo bastante. Poner su nombre al vestíbulo de la estación Alto de Extremadura, es una buena manera de reparar esta falta de reconocimiento. Desde Solidaridad Obrera le queremos reconocer como tal y por ello reproducimos la entrevista que le hicimos en 2007 tras el artículo que su correligionario Miguel Ángel Barajas ha hecho para la ocasión.
¡Que la tierra te sea leve Felipe!


Reseña del Contramarcha nº 63
Febrero 2013

 

Reproducimos a continuación la entrevista que Solidaridad Obrera efectuó a Felipe Aranda a finales de 2006 y que apareció en el nº 35 del Contramarcha.

 

ENTREVISTA A FELIPE ARANDA

 

Felipe Aranda es hoy por hoy toda una leyenda del Movimiento Obrero en el Metro de Madrid. En esta entrevista que le ha realizado el equipo de redacción del Contramarcha hemos querido conocer tanto su trayectoria vital como de lucha. Es por eso que durante la conversación salen a relucir aspectos no solo particulares sino generales del devenir reivindicativo de los trabajadores del Metro. Las grandes luchas y las grandes movilizaciones, aquella unidad obrera que se consiguió en los años de la transición y sobre todo ese espíritu de combate de los trabajadores en la defensa de sus propios intereses, hoy desgraciadamente perdido, son aspectos que a través de sus palabras traemos aquí como ejemplo de lo que los trabajadores deberíamos hacer si queremos que se nos respete, y si queremos mejorar nuestras condiciones de vida.
Todo un jarro de agua fría para aquellos mercaderes que utilizando el disfraz de “sindicatos” se dedican a trapichear con los intereses de los trabajadores y a regalar sus derechos.

-Dinos donde y en que año naciste.

-Nací en Sta. María de Nieva, un pueblo de Segovia, el día 18 de septiembre de 1925. Hijo de padres de escasos recursos, fui al colegio muy poco tiempo, y en el 36 cuando se declaró la guerra tenía pues, once años. Trabajé desde muy joven de pastor cuidando ovejas y vacas y en la construcción. Durante la guerra y la posguerra pasamos muchas calamidades.

-¿Cuándo viajaste en Metro por primera vez?
-Tendría trece o catorce años, cuando vine a Madrid con un familiar que había ido al pueblo a pasar unos días de vacaciones, y me trajo una semana a Madrid.

-¿Cuándo entras a trabajar en Metro?
-Entré el 14 de abril de 1950, aniversario de la república. Entré de Mozo de Estación y luego pasé a Jefe de Tren, a continuación a Jefe de Estación de Primera, y finalmente a Jefe de Estación Especial.

-¿Cómo se trabajaba entonces en el Metro?
-En el Metro se trabajaba de forma muy incómoda. Parecía que estábamos bajo un régimen militar. Teníamos que llevar gorra. Por entonces los Inspectores, la mayoría de ellos eran excombatientes del bando vencedor, y querían ganarse las medallas sancionando a la gente.



-¿Había algún tipo de ambiente reivindicativo?
No, entonces no había ningún tipo de ambiente sindical ni reivindicativo. El régimen celebraba sus elecciones sindicales, y solo salían los adictos al régimen.

-¿Había igualdad de salarios entre las mujeres y los hombres?
-No, había mucha discriminación. La mujer venía ganando aproximadamente un veinte por ciento menos que el hombre por realizar el mismo trabajo. En el servicio de taquillas estaban las taquilleras que no podían trabajar más que por el día y ganaban menos que los taquilleros. Si una mujer se casaba, tenía que dejar de pertenecer al Metro. Además no podía ascender a ningún cargo. Solo había cuatro Inspectoras en todo el Metro por encima de la categoría de Taquillera. El resto no tenía opción a nada.

 



-¿Cómo os sancionaban?
-Había lo que se llamaba suspensión de sueldo, pero no de trabajo. Es decir que si a alguien lo sancionaban por la razón que fuese tenía que venir a trabajar, pero no cobraba. Eso duró hasta los años cincuenta y tantos.

-¿Había excedencias?
-Sí, pero lo curioso es que había lo que se llamaba excedencias por enfermedad. Cuando alguien caía enfermo, se cobraba todo el sueldo, pero si llevabas ya cierto tiempo, debido a que la enfermedad fuese larga (más de seis meses), pues causabas baja en la Empresa, y la Compañía no quería saber nada de ti. Yo concretamente tuve una infección pulmonar, y estuve más de seis meses de baja, por lo que dejé de pertenecer a la Compañía. Y luego cuando te reincorporabas, perdías la antigüedad, y si estabas significado en algo era difícil el reingreso.

-¿Cuándo tomaste contacto con la lucha obrera?
-Cuando ingresé en el Metro, yo desconocía todo lo relativo a la vida laboral en una empresa, es decir era uno de tantos, pero tenía inquietudes, y claro al ver la cantidad de injusticias que había, y hablando con unos y con otros, allá por el año 63 ó 65 cuando iba a haber elecciones, por mediación de un vecino mío conseguimos contactar con otros compañeros de talleres, donde también había un grupo numeroso de compañeros con inquietudes.
Decidimos entonces presentarnos a las elecciones sindicales. Como no había forma de hacer propaganda, había que hacerla hablando con unos y con otros. Y el resultado de aquellas elecciones fue que barrimos. Pero aunque ganamos, como había cuatro grupos y de cada grupo se elegían tres personas, entre ellos los Técnicos y Administrativos, que eran todos de la Empresa, y los Cualificados y no Cualificados, pues resulta que la Empresa tenía siempre mayoría, porque el presidente era de la Empresa y tenían siete votos contra seis.

 



-Explica como os organizabais;  como y donde os reuníais y como tomabais las decisiones.
-Nosotros no solo teníamos inquietudes laborales, sino también sociopolíticas, ya que queríamos que la dictadura desapareciese. Nos reuníamos a veces en el Parque del Retiro o en la Casa de Campo, en las estaciones de Metro, en los mismos locales del Sindicato Vertical, es decir donde podíamos. Las asambleas las hacíamos en los talleres de Cuatro Caminos por nuestra cuenta, que a veces nos amenazaban con llamar a la policía y de hecho muchas veces nos echaron. También teníamos asambleas en las estaciones, allí donde podíamos.

-¿Cuáles fueron las principales luchas?
Quizá la más difícil y la más importante fue la huelga del 70, precisamente el 29 de julio, que nos encerramos en Cuatro Caminos. Entonces intentamos reducir las grandes diferencias que había en salario entre los hombres y las mujeres, así como elevar todos los salarios, ya que habían subido el Metro una peseta, y los trabajadores también queríamos que nos subiesen los salarios.
Se concretó en el Parque del Retiro, y paseando en grupos se tomó el acuerdo, ya que como sabéis durante la dictadura no existía el derecho de reunión.
Fuimos a las cabeceras y a Sol donde salían los coches de personal, así como a las cabeceras de donde salían los trenes rápidos y pasamos la consigna de ir a Cuatro Caminos, sin bajarse cada cual en su estación. Nos encerramos en los talleres, y así empezó todo.
Una vez que estamos encerrados comienzan las amenazas. Yo creo que nosotros nos salvamos porque unos días antes había habido una manifestación de trabajadores de la construcción en Córdoba, que se saldó con tres o cuatro muertos, y creemos que eso fue la causa de que no entraran a desalojarnos.
Las mujeres se comportaron maravillosamente, y la que no cogía una tuerca cogía un hierro. Todos estábamos dispuestos a defendernos.
Nos llamaba el director conminándonos a marcharnos, amenazándonos de que iba a entrar la policía que no podía consentir aquello.
Yo le contestaba que vinieran, que yo no había llevado allí a los trabajadores, y que por eso no les iba a decir que se fueran. También llamó el Jefe Provincial de Sindicatos.
Al principio podíamos entrar y salir por la Estación de Cuatro Caminos, hasta que se dieron cuenta y cerraron las puertas, así que entrábamos por las vías desde las estaciones de Alvarado y Ríos Rosas.
Todo el día de amenazas, que si se había reunido Franco con un consejo de ministros, que si acordaron que nos iban a movilizar y militarizar etc etc. De hecho Franco tuvo que retrasar unas horas su viaje al Pazo de Meirás.
Estábamos en asamblea permanente unas dos mil personas. Todos teníamos miedo, pero aguantábamos.
Al final la Empresa se comprometió por teléfono a acceder a las reivindicaciones, así como a que no iba a haber represalias.



-¿Cual fue la siguiente huelga importante?
La verdad es que hemos hecho cuatro huelgas importantes: a Franco, a Arias Navarro, a Suárez y a  Felipe González.
La segunda huelga importante, que llegó a durar 5 días, fue en enero del 76, estando de Presidente del Gobierno Arias Navarro. También habían subido las tarifas, y de esa subida nos daban el 8% a los trabajadores, el resto se lo quedaba la Empresa, y nosotros pedíamos el 50%, pues creíamos que si la Empresa tenía necesidades, más teníamos nosotros.
Celebramos una Asamblea en Cuatro Caminos y en ella acordamos quedarnos encerrados. Nos llamó al día siguiente Martín Villa por entonces ministro de Gobernación, y nos ofreció de subida hasta el 15%, pero dijimos que no. Luego la Empresa empezó a abrir línea a línea con esquiroles y con militares de RENFE. Así y todo duró 5 días. Entonces los curas más progres nos ofrecieron las iglesias para refugiarnos, y ellos nos animaban. Íbamos a verlos y nos decían si os echan de esta iglesia, podéis ir a esta otra, y nosotros pasábamos la consigna. Aquello fue estupendo, íbamos de iglesia en iglesia. Teníamos siempre en reserva dos o tres iglesias de Madrid. Así recorrimos Moratalaz, Vallecas, El Pilar, Aluche, Valdezarza, bueno un montón de iglesias.
Hasta que llegó un momento en que vimos que era imposible seguir con la huelga, ya que no quedaba más que una línea cerrada. Pero en todas las huelgas que hacíamos conseguíamos sacar algo para los trabajadores.

-¿Otra huelga importante?
Hubo otra huelga en la que nos reunimos en la Casa de Campo, en la Escuela de Hostelería. Entonces creo que fue cuando se reivindicaba el Pollo por Barba... Detuvieron a varios compañeros, y estuvieron tres días detenidos...

-¿Qué es eso del Pollo por Barba?
Como en aquellos momentos había mucha diferencia salarial entre distintas categorías de la Empresa, aquello fue un latiguillo que cayó en gracia y que quería designar una subida lineal que se pedía, para evitar que una subida porcentual pudiera agrandar aún más las diferencias salariales, porque como sabéis un diez por ciento de subida no es igual para el que gana un millón como para el que gana cinco. Es decir con la subida porcentual, al que más gana más le suben, que es lo que se trataba de evitar.

¿Qué otras formas de lucha habéis mantenido?
En otra ocasión hicimos una marcha lenta en que los trenes circulaban a menor velocidad. Otro día no se cobró billete a los viajeros para presionar que blindaran las taquillas...



-Cuéntanos algún caso en que hayas tenido problemas por tu actividad sindical.
-Una vez hicimos una carta en la que explicábamos las reivindicaciones, y muchos compañeros no se atrevieron a repartirlas. Yo que estaba de Jefe de Estación en Portazgo, organicé el reparto. Se las daba a los conductores. Oye esto lo cogerán en Sol para Línea 3; esto en Bilbao para línea 4...
Entonces se me acusó de que había utilizado los teléfonos de Metro, a los empleados de Metro y el material de Metro para fines ajenos al servicio. Me quisieron rebajar de Jefe de Estación Especial a Mozo. Hubo juicio y el primer día no se celebró porque acudieron muchos compañeros, todos de uniforme, y se llegó a paralizar Martínez Campos. Entonces lo fijaron para otro día a las diez y media con la idea de que al ser una hora de comienzo y final de turnos, la gente no pudiera ir. Pero a pesar de eso, los que tenían que entrar a las diez y media entraron a las diez, para que los salientes pudieran acudir, y ese día pasó igual, que se llenó aquello. Un teniente me dijo:
-¿Es Vd. Felipe Aranda?, pues haga el favor de decirles a todos que se vayan.
-¿Como quiere Vd. que yo les diga que se vayan si yo no les he dicho que vengan?, y además vienen a defenderme...

-¿Qué es lo que se consiguió con esta serie de luchas?
-Lo primero que conseguimos fue que se nos tuviera respeto a los trabajadores. Demostramos que éramos capaces de defender nuestros intereses. Segundo conseguimos que a igual trabajo igual salario. Rebajar la jornada desde 48 a 40 horas. El permiso de un mes para todos, porque antes solo teníamos derecho a un mes de vacaciones cuando llevábamos quince años en la Empresa. Se consiguieron las jornadas continuas, porque antes solo había turnos partidos. Se consiguieron niveles salariales similares a otras empresas del sector como la EMT. Se consiguieron blindar las taquillas y los puestos de atención al público para así proteger la integridad física de los empleados de Metro etc. etc.

-¿Has tenido muchas represalias a lo largo de tu vida sindical?
-He estado siete u ocho veces detenido en la DGS, y en una ocasión nueve días en la cárcel, que luego tuve problemas para reincorporarme a la Empresa, lo que pasa es que la Empresa tenía miedo de lo que pudiera pasar por la unidad que había.

-¿Represalias dentro de la Empresa?
-No, todo lo contrario, me invitaron varias veces a que pasase a Inspector, para que de esa forma no realizase labor sindical por cambio de grupo profesional.

-¿En que año te jubilaste?
-En el 85, y desde entonces estoy liado con los jubilados.


Aparecido en el nº 35 de Contramarcha


Enero 2007

 

 

 

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