ENTREVISTA A JOSÉ LUIS SAMPEDRO


“Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe”

 

Azuzó a los jóvenes a indignarse y reaccionar. Ahora les pasa el relevo. El economista, literato y pensador, de 94 años, cree que el capitalismo se acaba y la actual “barbarie” del mundo dará paso a un nuevo sistema.


¿Cómo ve el mundo desde aquí?
Nuestro tiempo es para mí, esencialmente, un tiempo de barbarie. En 2000 años, la humanidad ha progresado técnicamente de forma fabulosa, pero nos seguimos matando con una codicia y una falta de solidaridad escandalosas. No hemos aprendido a vivir juntos y en paz.


Dice que el hombre es al universo lo que la neurona al hombre: una célula pensante, pero una más.
Dentro de mí hay millones de células como dentro del cosmos hay millones de seres. El hombre tiene dos peculiaridades: la palabra, y con ella el pensamiento, las ideologías y las creencias. Y la sensación de superioridad, pensar que es inmortal. Una cosa es la vida espiritual, incluso el sentimiento de que hay más allá, y otra las religiones con funcionarios que las explotan. Cuando el hombre se cree por encima de la naturaleza, piensa que puede transformarla, iluso.


¿Qué le sugiere que se declare santo a Juan Pablo II?
Hay una gran diferencia entre verdad y creencia. La verdad es la que podemos comprobar, y las creencias pertenecen a la zona imaginaria.


Decía usted: “¿Libertad? Vaya a un supermercado sin dinero y verá lo libre que es”.
El mercado no da la libertad. La libertad es como una cometa. Vuela porque está atada a la responsabilidad del que maneja. Lo sabían los revolucionarios franceses: libertad, igualdad, fraternidad. Hay que tener el pensamiento libre y crítico. Para ser yo, la poca cosa, la neurona que sea, necesito pensar con libertad. Con la libertad de la cometa. Mire las elecciones. Hay unas campañas fabulosas para inculcar a la gente lo que tiene que votar. Y como el poder tiene unos medios extraordinarios de difusión, que son de persuasión, logra que se vote a quien se vota y pase lo que pasa.


¿Eso es porque la gente no piensa?
Porque la gente no hace crítica, porque acepta la creencia que le proponen a base de bombardearle con los medios. ¿Y de Japón? ¿Y de Haití? Del sida en África, o de la falta de educación, no habla nadie porque no interesa al poder, que es el que dispone de los medios, que dicen lo que al poder le interesa. Contra eso hay que indignarse, reaccionar y decir no. Si usted se acostumbra a consultar el ordenador en vez de pensar, acabará pensando lo que le diga el ordenador.


Algunos piensan que hay que estudiar lo que se precisa.
Yo aconsejo que el chico haga lo que le guste, porque rendirá más y vivirá más feliz, aunque gane menos.


En España somos los menos prolíficos del mundo.
La reflexión la ha de hacer el mundo entero. Vamos a redistribuir la producción. El poder no quiere reflexionar porque no le interesa cambiar. Mientras, se corrompe todo, el sistema se hunde, entramos en esta barbarie. Como pasó al final de Roma. Ahora viene otra sociedad. El sistema capitalista se ha terminado: ya no funciona.


¿Cuánto de vida le da? ¿Llegará a verlo?
Estoy seguro de que en este siglo se empezará a notar la imposibilidad de mantener el desarrollo y las políticas autoritarias de esta manera, que encuentran cada vez más resistencia, y habrá cambios profundos. Quizá la primera reacción del poder sea el autoritarismo y entraremos en un despotismo científico.


¿La brecha científica separará a ricos y pobres?
La ciencia está en manos del dinero. En el sistema está el germen de la disidencia. Claro, crea armas para otros, son consecuencias no deseadas de la técnica creada a demanda del poder. Ocurrirán cosas que no puedo prever, pero que conducirán a una situación distinta.


Llevamos ocho años de Gobierno socialista. ¿No han estado a la altura?
No, por una razón muy sencilla: no son socialistas. Es un Gobierno capitalista que pasa por socialdemócrata. El socialismo no habría privatizado Telefónica. Ahora anuncia que va a despedir a 8.000 obreros; si fuera del Estado, no lo haría. Y dirán: la empresa pública es menos rentable. Pero ¿para quién? Las empresas privadas dan más dinero para el director, no para los obreros. ¿Quiénes provocaron la crisis?: los banqueros. ¿Quiénes salieron antes?: los banqueros. ¿Quiénes siguen ganando mientras el resto está parado?: los banqueros. ¿Quiénes les manda?: el capital.


¿Esto va a explotar?
Sí, esto se acaba. No le puedo decir cómo, pero lo estoy viendo, y además por degradación ética y moral, porque se han olvidado de la solidaridad, de la justicia, de la dignidad. La corrupción es que los hombres que han de gobernar se ofrecen en venta. El capitalismo lo convierte todo en mercancía. Somos naturaleza, y poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe.


¿Qué es lo imprescindible?
El afecto. Y quien no lo tenga, afecto hacia sí mismo, hacia la naturaleza, hacia un perro. Fuster, a los estresados les decía: cómprese un animal de compañía, aunque sea un loro, y hable con él. No se precisa mucho más.

 


Eterno aprendiz de sí mismo
José Luis Sampedro (Barcelona, 1917) siempre aspiró a ser él mismo “al máximo”. Hijo de un médico militar, creció en Tánger y otras plazas a las que su padre fue destinado. La Guerra Civil le sorprendió en Santander con 19 años, cuando acababa de aprobar una oposición a funcionario de aduanas. “Hombre de orden”, fue movilizado por el Ejército de la República, aunque después se pasó al bando nacional.
La Universidad, a la que acudió de mayor y donde es catedrático de Estructura Económica, fue el germen de su disidencia intelectual y moral con la dictadura. Economía humanista es su obra más conocida en este campo.
Escritor y académico, sus novelas “El río que nos lleva”, “La sonrisa etrusca” se han llevado al cine y al teatro.

 

Aparecido en Contramarcha nº 57


Septiembre 2011

 

 

 

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