Julian Mendez

 

JULIÁN MÉNDEZ GORINES, IN MEMORIAM

 

En la madrugada del 1 de abril, nos dejó el excelente compañero Julián Méndez. Tenía 55 años de edad y llevaba con nosotros 25 años de compromiso y entrega. Primero desde “Subestaciones” a los inicios de la reorganización de la CNT en el metro, allá por los años ochenta. Recordamos sus idas y venidas al Salvador, con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, y sus gestiones para poner en marcha una FM de Radio Venceremos…

 

Después ya en Escaleras Mecánicas o finalmente desde la Sección de Comunicaciones luchando contra las reestructuraciones sucesivas, ya fuese en Instalaciones Fijas o en cualquier otro sector de metro. Una vez los ordenadores pasaron a ser herramienta habitual en la Sección Sindical, el compañero Julián se encargó de que siempre estuvieran a punto, no le importaba pasarse tardes, noches y fines de semana “optimizando” esas dichosas máquinas que nadie más entendíamos. Así se llevaba las CPU de los compañeros a su casa para cambiarles las tripas y que todo funcionase como la seda, sin coste alguno y sin admitir regalos: “la solidaridad es así”, protestaba.
Todos sabemos que era un sabio humanista. Era Biólogo y por ello conocía casi todo de los seres vivos, pero además sabía de todas las materias que podamos imaginar: mecánica, informática,  geografía, historia, ideologías, literatura, revoluciones, cine clásico, internet, etcétera. Pero sobre todo, sabía de humanidad, se relacionaba con todos los compañeros y compañeras sin sectarismos, igual hacía de cocinero de las Paellas Republicanas, cada 14 de abril en Vallecas, que de encargado de guardería en las comidas campestres de nuestros 1º de Mayo.
Siempre ha hecho todo lo que se le pedía desde el sindicato y muchas veces más de lo pedido: carteles, pegatinas, calendarios, publicaciones. Lo último, ya convaleciente, ha sido publicado en el Contramarcha 50. Siempre quiso que todos los trabajadores supiesen de donde viene el 1º de Mayo. Siempre le pareció mucho más importante difundir la historia obrera entre los trabajadores, que los pormenores de la última reunión con la empresa. Así, en ese Contramarcha 50, incluimos un artículo de cuatro páginas del bueno de Eduardo de Guzmán, que preparó Julián a finales de enero. Esperamos que lo hayáis leido con deleite.
Regresó Julián de las islas Azores a finales de noviembre preocupado porque le fallaba la memoria asociativa, tema al que daba mucha importancia. Acudió al médico y después de varias pruebas se le diagnosticó cáncer en el cerebro, así nos lo comunicó él mismo: “Hola chicos, hoy me han enseñado las imágenes de las RMN y del TAC. La zona afectada es muy grande, entre necrosis, tumor y zona periférica afectada por la inflamación es casi como la mitad de mi puño. No hay tratamiento quirúrgico, y esto es opinión del Servicio de Neurocirugía, pues está muy profundo y una intervención más agresiva me ocasionaría daños que no estoy dispuesto a tolerar, quiero ser Yo hasta el final.”. A mediados de enero le pusieron nombre al bicho: Astrocitoma de grado IV, y en febrero comenzó el tratamiento con quimio, radioterapia y corticoides, obteniendo una mejoría que le permitió volver a casa y asistir al hospital sólo para recibir el tratamiento. Lo último fue una tos persistente acompañada de fiebre, que determinó un nuevo internamiento, era neumonía severa. No la superó y la madrugada del 1 de abril nos dejó. No hubo cita en el tanatorio, ni cremación. Julián había donado su cuerpo a la ciencia y fue llevado a unas cámaras especiales reservadas para la Universidad Complutense, con lo que seguirá sirviendo a la humanidad durante muchos años.
El sábado 24 de abril cerca de un centenar de compañeros y compañeras, familiares y amigos, lo pasamos en Hontanares (Riaza) en medio de la naturaleza, todas y todos juntos recordando a Julián, hablando, picando comida de unos y de otros, conversando de lo que fue y pudo haber sido, combatiendo el dolor de este hueco que no podremos llenar ya nunca. Finalmente en el robledal plantamos tres acebos y un tejo, árboles donados por los compañeros de ARBA para la ocasión, que fueron plantados por los niños y niñas como símbolo de continuidad y compromiso. Allí dimos rienda suelta a la palabra, colectivamente. Habló el que pudo, muchos compañeros y compañeras con la emoción embargándoles no pudieron articular palabra. En este Contramarcha volvemos a hacer el mismo ejercicio colectivo, esta vez por escrito. 
También se han realizado otros dos homenajes en su recuerdo uno fue el celebrado el 10 de abril en la Paella Republicana de Vallecas y el más reciente y entrañable fue la comida colectiva realizada en el Ateneo Republicano de Vallecas el sábado 15 de mayo.
Julián siempre seguirá vivo en nuestro recuerdo y en nuestros corazones. Son miles las enseñanzas que nos deja en todos los campos y en todos los sentidos.
Compartimos nuestro pesar con Lola, su compañera, con su madre Amparo y con sus tres hermanas, Pepa, Lola y Amparo que tanto lo arroparon en estas últimas semanas.
Julián sigue, y seguirá en nuestro recuerdo.

La Junta Sindical de la Sección Sindical de Metro de la Soli

 

 

EL HOMBRE GENEROSO Y SOLIDARIO

Todo en nuestro querido Julián era grandeza humana, generosidad y sentido de la solidaridad. Se ha pasado la vida dando. Los que hemos tenido el privilegio de disfrutar de su cariño y amistad durante muchos años nos hemos sentido siempre arropados por él. Su falta nos deja más huérfanos todavía. Hace ya casi cuatro años nos quedamos sin Andrés Sánchez y ahora hemos perdido a Julián.
Madrileño castizo, curtido en la calle, ha estado comprometido política y sindicalmente desde muy joven. Siempre dando la cara en primera línea. Su ejemplo ha sido una referencia fundamental para los compañeros más jóvenes del sindicato en el que militaba, Solidaridad Obrera.
De formación autodidacta inicialmente, comenzó a trabajar muy pronto en el Metro, empresa en la que seguía, dentro del equipo de mantenimiento, a pesar de que hace ya bastantes años que había terminado la carrera de Biológicas, en un alarde de tenacidad, compatibilizando la universidad con el trabajo y la militancia. Y no paró ahí, a continuación comenzó los estudios de ingeniero informático.
Fue de de los primeros, en nuestro entorno de amigos, que se empezó a preocupar por la informática y la comunicación a través de Internet. Gracias a él, mal que bien, algunos nos fuimos encarrilando por ese camino.
¿Cuántas veces le habré llamado pidiendo socorro? Porque se había dado la vuelta la imagen en la pantalla del ordenador o no podía abrir el capitulo de un libro que tenia que entregar ya inmediatamente. Él se reía: “Alfredito vamos a comer tranquilos, y luego lo arreglamos”. Y siempre resolvía el problema. Julián mantenía al día los ordenadores de su sindicato, los de El Otro País y los de innumerables amigos y adjuntos. Siempre estaba dispuesto a echar una mano.
Durante los años ochenta, la casa de Julián y Loli, en una corrala de la calle de Huerta del Vayo, en el barrio de Lavapiés, se llenó de “indios”, como ellos llamaban cariñosamente a los militantes salvadoreños del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional a los que dieron estrecha cobertura. Los dos viajaron varias veces a Nicaragua y el Salvador.
Después, la nueva casa de Vallecas se convirtió en un reducto del conocimiento científico, saturada de trastos para mantener al día el “ordenadiós” (como dice Loli) de medio mundo. Además, una enorme colección de libros y revistas científicas que ahora van a trasladar al Ateneo Republicano de Vallekas. Uno de los mayores homenajes que se le podría hacer a Julián sería que algunos chavales se enganchasen al mundo científico gracias a ese material. Y entreveradas con la pelea política y la pasión por la ciencia, cuántas comidas hemos compartido con Julián y Loli. Sólo unos días antes de que se descubriera su enfermedad, apareció en casa de Javi el Rizos con una montaña de croquetas de calamar en su tinta. Los cocidos madrileños y los guisos de Julián eran memorables. Siempre en cantidades desmedidas, por supuesto. Y la sobremesa se prolongaba casi indefinidamente, hasta que Loli nos obligaba a disolvernos, para ver tranquila el telediario de la noche. Cuando libraba en el trabajo, Julián no faltaba a la “comida de los viernes” cita en la que nos encontramos, desde hace años, un grupo de viejos amigos: Manolo Revuelta, Loli, José Luis Morales, Julio Diamante, Rafa Gómez Parra, José, Luís Sancho, Román, Germán Gallego, Antonio de Benito, Alfredo Mora...
Un tumor cerebral detectado a principios del pasado mes de diciembre ha podido con Julián a sus 55 años. Durante estos durísimos meses, Loli y él no dejaron de pelear. Sus compañeros de Solidaridad Obrera establecieron turnos de apoyo para llevarle cada mañana al hospital a recibir el tratamiento de radioterapia. Se volcaron con Julián de forma emotiva, haciendo gala de un sentido total de la solidaridad que conecta con los más genuinos orígenes del sindicalismo de clase.
Coherente con su sentido de la solidaridad y el interés por la ciencia, Julián donó su cuerpo para la investigación. El pasado 10 de abril, durante la celebración de la Paella Republicana de Vallecas, en la que él participaba como cocinero todos los años, se le recordó con enorme cariño. Allí estuvieron, como siempre, Loli, la madre y las hermanas de Julián. Dos semanas después, fueron sus compañeros del sindicato los que le organizaron un homenaje en Hontanares (Riaza) y el 8 de mayo se celebró una comida en su recuerdo, en el Ateneo Republicano de Vallecas.
Deja un vacío enorme y nos va a costar digerir su falta. Parece imposible, viéndole en la foto de Germán Gallego desbordante de humanidad, pero Julián se nos ha ido.


Alfredo Grimaldos

 

JULIÁN

1. Si JULIÁN pudiera comunicarse con nosotros me permito creer que nos diría algo así como:”Chicos, mi tiempo se terminó. Hay que aceptar este hecho inevitable. La vida sigue, tenéis que mirar hacia adelante”.
2. Me resisto a idealizarle, algo tan fácil en estos momentos. Prefiero valorarle en su dimensión humana, con sus luces y sus sombras.
Si hubiera que definirle con una sola palabra yo elegiría “DESMESURA”. Era desmesurado en su generosidad, en su humanidad, lo era devorando comida, también en su cabezonería...
3. De/con Julián aprendí una serie de cosas que me parece útil recoger para no olvidarlas tan fácilmente, y para ofrecer compartir:
-A pesar de condicionantes varios se puede elegir la vida que se quiere llevar. Él eligió vivir la VIDA, con mayúsculas, alejado de las pequeñas miserias cotidianas en las que malgastamos tantas energías.
-No basta ponerse el cartelito de comunista, o anarco... Y ya tener patente de corso para actuar luego como nos dé la gana. Nuestro amigo eligió vivir consecuentemente con su credo.
-Nos demostró que se puede tener ideología sin ser sectario, en su caso ser marxista y militar en una organización anarcosindicalista.
-En casa de Julián/Loli experimenté que las comilonas seguidas de largas tertulias no sirvieron para arreglar el mundo, pero sí fueron altamente saludables en el terreno vital.
-La ciencia tiene un poder de curación limitado, por lo que hay que recurrir a cualquier otra fuerza que ayude a sanar, como la voluntad...
-Él apostaba por DAR, sin pensar en el beneficio que se pueda obtener, en los pequeños abusos que a veces ocurren... Daba más importancia al NOSOTROS, que al ego-yo que nada construye en común.
También hay que aceptar recibir, cuando toca.
-No recuerdo donde leí que los seres humanos no estamos biológicamente preparados para perder; que cualquier pérdida, por pequeña que sea, nos cuesta horrores aceptarla. En el caso de la ausencia de Julián, más allá del dolor nos queda lo compartido, lo aprendido, el recuerdo de una persona excepcional en los tiempos que corren, con el que tuvimos el privilegio de relacionarnos, y además seguimos teniendo a Loli también entre nosotros.


 Cesar Barreales
Jefe de Sector.

 

Julian Mendez

 

MI QUERIDO JULIÁN

Pensando qué redactar para las líneas que te vamos a dedicar en el próximo Contramarcha, y escuchando el último disco del trovador más universal que ninguna pequeña isla -o gran continente- haya tenido nunca, he decidido inspirarme en su epístola a Violeta Parra y escribirte una carta; esta carta.
Julián nos has dejado muy pronto, demasiado pronto. Ya nos sucedió con Cañete; y cuando todavía andábamos intentando digerir lo sucedido en aquel maldito accidente criminal, te nos has ido así, como llevado por un mal viento. Tú ya sabes que no están las cosas como para ir perdiendo compañeros y compañeras de verdad (buenas personas, militantes de los valores que nos dan razón de ser) así de esta forma tan traidora y cruel; pero menos aún están preparados nuestros corazones para tener que extrañar de repente tanto y tan valioso. No nos queda más remedio que remangarnos y seguir el camino sin vosotros.
Desde muy joven he pensado que la fuerza que nos mueve se encuentra en la unión de muchas individualidades y no en la importancia de ésta o aquella persona. Con el paso del tiempo he ido descubriendo que hay pérdidas que son insustituibles; nada ni nadie podrá ocupar el lugar que ha quedado vacío, y a l@s que nos quedamos nos toca la dura tarea de transformar esta ausencia en energía que nos haga seguir adelante con más fuerza y más tesón si cabe. En esas andamos Julián.
Ha pasado el primer 1 de Mayo sin ti. No te has perdido gran cosa; desgraciadamente más de lo mismo: de nuevo acudimos convocad@s de forma dispersa; centrándonos más en los aspectos que nos diferencian que en todo lo que nos une, que en mí opinión, es un todo muy grande.
Recordábamos Loli y yo este Primero de Mayo aquellos años, no tan lejanos en el tiempo, en los que gracias al trabajo coordinado con otras organizaciones (pero con el protagonismo activo, efectivo y sincero de la Soli) fuimos capaces de convertirnos en  red donde confluyeran las protestas de miles de trabajadoras y trabajadores, y proyectarlas contra los planes empresariales de turno y el silencio cómplice y vergonzoso de los de siempre.  Aunque con el panorama actual aquellos años parecen muy lejanos, no tenemos más alternativa que intentar recuperar la esencia de aquel trabajo, superar nuestros sectarismos y ponernos manos a la obra para caminar junt@s intentando sobrevivir con dignidad en un mundo donde cada vez con más fuerza “reina la pesadilla como suprema divinidad” (Silvio).
Julián acabamos de darte el penúltimo homenaje; está vez en Vallecas; en tu barrio; con tus compas de paella Republicana y demás causas adormecidas, que no perdidas Julián. Puedes estar tranquilo porque entre lágrimas, brindis y risas, l@s compas se han comprometido a que cada año la paella Durruti dejará el pabellón gastronómico muy alto; como ha venido sucediendo en los últimos años en los que tú te has encargado de dirigir las operaciones culinarias. Una pequeña victoria entre tanta batalla perdida.
Julián, si ves a Violeta Parra coméntale que el loco de Silvio le ha escrito una carta en forma de canción, y que se la ha mandado a no sé qué nubes de no sé qué cielo. Que esté atenta, no vaya a ser que se pierda entre tanto nubarrón. Dile también que no desespere, que tenemos razón, lo sabemos. Lo único es que la cosa se pone un poco fea y a veces nos confundimos, pero que esté tranquila porque la maldad está bien identificada y tarde o temprano acabaremos con ella. Intentarlo es lo mínimo que os debemos a los que os habéis marchado antes que nosotr@s. 
Un beso fuerte y un abrazo Julián (de oso grande, muy, muy grande).

Armando Ojanguren
Jefe de Sector.

PD: me comí todos los pasteles árabes de Lavapiés que no pude entregarte aquél día. Quédate tranquilo que estaban muy buenos.

 

JULIÁN: GRANDE EN TODO

¡Hola Chicos! A tu saludo general siempre le seguía uno individual, para cada uno de nosotros, siempre con una sonrisa y un abrazo para cada uno.
Siempre tan cercano, tan generoso, era difícil pagar yendo contigo, sabio y además humilde.
En todo momento mirando de reojo al compañero que encontrabas triste, hasta que no podías más y preguntabas directamente en tu afán de ayudar sin límites a todos y disfrutando con ello.
Tenías tan claras tus prioridades e ideas que era casi imposible pensar que las de uno pudieran ser diferentes.
Se hace muy difícil saber que no vas a aparecer por la puerta con cualquier ordenador a cuestas ya reparado, con una de tus grandes ollas llenas de cualquier especialidad gastronómica o simplemente a compartir con nosotros las fotos de tu último viaje.
Te seguimos buscando con la mirada, ya que aún te sentimos en la sección.
Gracias por todos los buenos momentos que nos has hecho pasar y por lo que nos has enseñado.

Abraham Paliza
Técnico de Línea.

 

APRENDIENDO DE JULIÁN

Va para dos meses la falta de Julián entre nosotros y aún tenemos mucho que aprender de lo vivido y compartido con él. Quizás ahora sus opiniones cobren mayor importancia de la que le dábamos cuando una y otra vez nos las repetía. Por ejemplo las referidas al sectarismo al que somos tan propensos. Julián nos enseñó que se puede compartir la lucha anarcosindical con la republicana, y no porque tengamos como objetivo para la sociedad del futuro el implantar una república como forma organizativa; sino porque coincidimos en que estamos contra la monarquía.
Con el 1º de Mayo pasa lo mismo, es un día emblemático en el que la Unidad de los trabajadores debería de ocupar un lugar predominante, no conformándonos con celebrarlo en solitario por razones formales. Deberemos de pelear más este tema junto a otras organizaciones con las que estamos condenados a entendernos, más pronto que tarde.
Otra de sus consideraciones más repetidas, es que los temas que consideramos importantes deben ocupar el primer plano de nuestra actividad y no pueden quedar relegados por la actividad sindical diaria.
O la de que los militantes del sindicato deben de ser ejemplares en su puesto de trabajo, no permitiéndose desliz alguno; tal como él hacía cotidianamente y otros tratamos de imitar.
Y lo que más vamos a echar de menos, fuera ya de su recuerdo, es la generosidad con la que nos ofrecía su tiempo y todas sus cosas y su sabiduría sin par.
Personalmente tengo recuerdos entrañables de Julián que son difíciles de compartir públicamente, más allá de la cantidad de platos que me enseñó a cocinar, o al menos a darle el toque correcto. Pero colectivamente siempre hemos contado con él, sobre todo en las situaciones más duras, cuando las luchas se enconaban y endurecían Julián no faltaba nunca:
- el 20-N del 95 en el que se criminalizó a Solidaridad Obrera en un montaje policial y mediático sin precedentes; allí estuvo poniendo sosiego y raciocinio a la toma de decisiones. Hoy, quince años después, no se ha resuelto aquel montaje y Santi Botana no ha sido indultado aún por el gobierno (ver http://www.nodo50.org/indulto/).
- en los despidos del convenio del 98 y la huelga de hambre; allí estuvo dando la cara en todas las acciones, en todas las movilizaciones, asambleas, reuniones, etc; hasta la furgoneta en la que permanecimos, Poli, Silván y otros compañeros día y noche, ante la Asamblea de Madrid, era la suya…
- cuando el accidente de Puerta del Ángel en 2006, sin duda el momento más duro que nos ha tocado vivir en el sindicato, también pudimos contar con su presencia y apoyo.
Incluso después de dejarnos ha abierto camino. Muchos nos estamos preguntando cómo donar nuestro cuerpo a la ciencia, tal como él había hecho unos años antes de saber nada de esa enfermedad tan agresiva, que nos lo ha quitado en cuatro meses escasos.Julián: ¡que la universidad te sea leve!

Manuel Fernández
Conductor

 

Julian Méndez

 

EL DÍA QUE CONOCÍ A JULIÁN

El día que conocí a nuestro Julián fue allá por el año 1990. Bajábamos l@s de la Soli un 20-N por la calle Atocha para empezar en la plaza del emperador Carlos V la mani antifascista cuando vimos un coche que subía cargadito de fachas que iban a la Plaza de Oriente donde tenían su “exaltación” anual. De las ventanillas asomaban los brazos en alto y las respectivas banderas, de repente, Julián, se separó del grupo y salió corriendo hacia ellos y les golpeó varias veces en una ventanilla con la pancarta enrollada que llevaba, increpándoles, insistiendo dos o tres veces, lo que le dio tiempo, ya que el coche seguía su marcha, y no sé cómo no les destrozó el cristal y, de paso, la jeta a alguno de esos impresentables. Allí mismo empecé a admirarle y a quererle. Después todo ha sido como me imaginaba, un sabio, como lo definimos tod@s, nunca tuvo prisa para explicar y enriquecer cualquier tema del que habláramos. Era un placer escucharle y aprender de él, siempre tan tranquilo y seguro. Y nosotr@s, confiados, sabiendo que era y es, la persona que nunca nos defrauda, que siempre está ahí, y el lujo que tuvimos y tenemos de haber compartido este rato de su/nuestra vida.
Siempre, siempre estaremos contigo y estarás con nosotr@s. Gracias, Julián.

Begoña Gorrochategui
Jefa de Sector.

 

Despedida Julian Hontanares

Acto de despedida a Julián en Hontanares

 

ADIOS A UN GRAN HOMBRE

El pasado día 1 de Abril, el compañero Julián dejó de  deleitarnos con su bondadosa presencia  y su humanismo contagioso.
Nacido en Madrid, pero ciudadano del mundo por devoción.
Cuesta mucho hacerse a la idea, con 55 años y una vida plagada de energía y de proyectos, pero la realidad es muy tozuda, y unas cuantas células que decidieron “hacer la guerra por su cuenta”, le tendieron una trampa mortal.
No es este el momento de hacer balances del bagaje que nos deja con un sinfín de experiencias y aportaciones acerca de su humanismo libertario, de su practica inagotable de solidaridad y apoyo mutuo, de  sus conocimientos  prácticamente inabarcables de un montón de disciplinas.
Es este el momento de las emociones, que inexorablemente  piden paso. Y cedo su espacio a la emoción  que me produce su recuerdo. Y dejo, sin oposición, que los ojos se tornen vidriosos y la garganta se anude…
Es agradable recordar su sempiterna sonrisa con la que nos regalaba con cualquier pretexto y en cualquier lugar y momento.
Y su generosidad…, no conocía límites: lo mismo suplía tus carencias  en el manejo del PC mostrando una paciencia inagotable, que te sorprendía con un descomunal marmitako ; o te regalaba una clase magistral de Psicología, de Historia, de Ideología o de Geografía... Y de no se cuántas disciplinas mas.
Era un sabio humanista.
En contraste con el mundo que nos ha tocado vivir, Julián siempre fue un ejemplo activo  de solidaridad  y de apoyo a los compañeros/as.
Estos valores que estructuran y dan sentido a la moral natural, la moral anarquista  en la que tanto abundó el compañero Piotr Kropotkin, él los vivía y los expandía de una forma natural, como el acto de respirar cada día.
Rescato ahora de mi memoria un asunto que a Julián le inquietaba  especial y profundamente:
En muchas de sus numerosas reflexiones que tuve la suerte  de compartir, expresaba su preocupación por la falta de interés por la cultura que muestran actualmente los jóvenes; por la cultura en general, no digamos ya por la cultura anarquista y sus valores. Por la cultura “per se” Por la actitud  acrítica y poco analítica que nos invade. Por la falta de compromiso y el exceso de individualismo y servilismo  que inunda a amplias capas de trabajadores.
Estas cosas son las que a él le dolían y contra las que se rebelaba denodadamente. Tengo la sensación, al recordarle, de estar viviendo una biografía colectiva. Porque el representaba la antitesis del individual- egoísmo  y se esforzaba, sin descanso, por recuperar esa “sociabilidad   densa “que se ha perdido y a la que la historia nos remite para refrescarnos la memoria.
Ese era  Julián: conciencia de clase y  compromiso con los más desfavorecidos y oprimidos, rezumando por todos los poros de su piel.
Julián, como memoria permanente, que nunca olvidó el sacrificio de tantos hombres y mujeres que dieron sus vidas por alcanzar un mundo sin explotación, sin imposiciones, sin autoridad y con justicia social.
Julián, cercano y asequible, generoso y humano. Sabio y humilde, a partes iguales.
“Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones “, expresó Durruti un buen día. Tú siempre has llevado ese mundo nuevo en tu corazón  y lo has compartido con humildad y generosidad.  Con honradez y con cariño.
Julián: seguiremos acudiendo puntualmente a nuestra cita de Hontanares. Para regar los acebos  y el tejo que plantamos en tu memoria. Y en su crecimiento  podremos ver el crecimiento de tu figura. Y su generosa sombra nos recordará tu generosidad infinita.
Y el mejor homenaje que te podemos ofrecer es recordarte siempre tal como fuiste. Nunca te olvidaremos, Julián. Hasta siempre.

Raimundo Alonso
Conductor.

 

JULIÁN, YA TE ECHAMOS DE MENOS
Julián ya no está, como no están otros compañeros Tomás, Cañedo, Iván... todos buenos compañeros. La vida sigue pero estos compañeros siempre estarán en nosotros por lo que son y han hecho junto con nosotros.
A Julián lo tenemos más en mente, pues hace unos días nos dejó pero no para siempre pues su forma de hacer y de ser nos ha hecho a todos ser más, estos compañeros son los que a uno le hacen crecer personalmente. Se me vienen a la memoria tantos momentos, las comidas y charletas que tenia con otro compañero que vivían cerca, Cesar Barreales y Julián vivían entre Tirso de Molina y Lavapiés esas casas de córralas de sabor al Madrid de antaño. Curiosamente los dos se fueron a vivir a otros barrios.
Julián y yo hemos tenido vidas paralelas en la empresa metro entramos casi al mismo tiempo, yo recorrí desde Vías, pasando
por Línea Aérea, a Alumbrado y ahora a Multifunción. Él en Subestaciones eléctricas, Escaleras mecánicas y Comunicaciones. En las  diferentes luchas,  ahí, codo con codo, en momentos difíciles, siempre dando la cara, los que hemos estado con él lo conocemos.
Estoy orgulloso pues en este sindicato tenemos un personal muy bueno, reconocido por los demás compañeros de trabajo; siempre hemos sido referente en esta vida social y eso quiere decir algo. Compañeros con compromiso, eso no lo pueden decir otros, siempre dando la cara con nuestros errores y virtudes.
El pasado 24 de abril estuvimos todos juntos en Hontanares, lugar ya emblemático donde vamos después de pasar por luchas, convenios difíciles, etc. y ahora con la falta de Julián, estuvimos la buena gente disfrutando de eso, lo que somos. Fue un día muy emotivo, plantamos varios acebos y un tejo en recuerdo de Julián. Esto lo tendríamos que hacer más a menudo, sé que Julián estaría de acuerdo.

José Luis de Roa. 
Oficial Multifunción.

 

El acebo de Julián

El acebo de Julián

 

JULIAN, UNA PODEROSA RACIONALIDAD

Julián me dice que al comienzo de toda costumbre subyace una antigua dominación, toda construcción de cultura se realiza sobre un principio de violencia. La violencia es la última respuesta cuando fracasan las otras formas de control. De este modo la violencia es el principio y el fin de la cultura. El problema de las civilizaciones construidas tras el Neolítico es que hemos construido sociedades de esclavos y no de hombres libres. Y entonces me cita excepciones honrosas como la Comuna de París, la revuelta campesina en Alemania o la democracia griega, auténtica y asamblearia.
Julián piensa que este mundo no está bien hecho, y que es muy fácil imaginar mundos mejores que éste. Y, a pesar de estar convencido de que los tiempos que corren no son propicios para la causa de la justicia, su acción está siempre acompañada por una poderosísima esperanza de cambio en el orden del mundo. Y casi incrédulo, me dice: «Javi, ¿cómo puedes obrar sin esperanza?». La esperanza de Julián no sólo es un deseo sino una necesidad racional. Si en Julián la esperanza tiene la forma de razón no es por arbitrariedad sino por ser amante de la verdad. Y está convencido que la verdad sólo la podemos alcanzar por medios racionales. Por eso en cada conversación con él nos damos cuenta hasta qué punto escucha nuestros argumentos y los digiere antes de contestar, podemos observar cómo busca la coherencia, esto es una racionalidad superior en los argumentos. No acepta peticiones de principio, ni la autoridad en los argumentos, la fortaleza de un argumento es su autoridad. Respecto de la antinomia entre la verdad de la razón y la verdad de la fe, Julián apuesta convencido que la Ciencia aunque no tiene como cometido destruir el imperio de la fe atenta contra sus principios y demostrará que toda fe es una superstición.
Para su formación científica elige la Biología y acepta la teoría de selección natural no sólo como el paradigma del saber biológico sino que la acepta también por el poder argumentativo en órdenes sociológicos. Una de nuestras últimas conversaciones precisamente es sobre las derivadas políticas de la sociobiología. Julián no rehúsa de la teoría porque piensa que la verdad debe ser independiente de las convicciones. Uno de sus últimos libros leídos versa sobre el viaje del Beagle y de las controversias entre Darwin y Fitzroy, donde conoce cómo Darwin descubre la teoría poco a poco en la misma medida en que pone en duda sus creencias religiosas para convertirse ateo. Ateo, una palabra que todavía hoy quema la boca, pero Julián declara ser ateo y su palabra sale contundente y fluida.
Su amor a las ciencias tiene que ver con la sed de verdad. Reconoce en el método científico –de prueba y error- como el único modo conocimiento que puede aportar verdad al hombre sobre su mundo y que ese conocimiento es independiente y neutral. El libro de Sokal Imposturas intelectuales le confirmará esta tesis. Trabaja en el Hospital Clínico sobre una tesis doctoral que relaciona ciertos marcadores genéticos con cierta enfermedad, y mientras trabaja en su tesis lee otro libro por el que va a modificar su posición respecto de la ciencia: La estructura de las revoluciones científicas de T. Kuhn. A partir de ahí, Julián explora el mundo de la epistemología. Empieza a reconocer que la ciencia no es neutral y que hay una influencia social, de modo que en cierta medida la ciencia es dependiente de la sociedad que lo produce, una idea que es compatible con el marxismo. Está entusiasmado y hace un seminario en el Hospital Clínico para sus compañeros médicos sobre método científico aplicando las ideas de paradigma, ciencia normal y ciencia en crisis.
El compromiso político y sindical de Julián es indiscutible y está a la vista de todas las miradas. El marxismo forma parte del alma política de Julián, sin embargo el marxismo no opera en él como una doctrina sino como instrumentación para un nuevo orden, si las interpretaciones de los fundadores están enmarcadas en un tiempo pasado habrá que renovarlas. Desde luego que Julián no es más marxista que Marx pues no pretende la universalidad de su creencia política, por eso tiene encuentro con los compañeros anarquistas en el sindicato Solidaridad Obrera de corte anarcosindicalista. Lo que demuestra que Julián tiene una racionalidad práctica que supera a su racionalidad teórica. En cuanto a la cuestión nacionalista, Julián se muestra siempre contrario, tanto a los nacionalismos periféricos como a los centrales, ambos son localismos comparado con su carácter universalista (ya decía Séneca que el sabio sólo tiene como patria el mundo). En los terrenos de la libertad pienso que Julián es partidario de la libertad sin límites, contrario a la dominación de un hombre sobre otro, apela siempre a la cultura de esclavos que hemos construido, que la religión ha fomentado una moral de esclavos y que la liberación del hombre no podría darse por la bondad o generosidad de los poderosos sino por la conquista de nuestros derechos. Su actitud de donar no sólo sus órganos, sino todo su cuerpo, a la facultad habla por sí misma.
Julián es profundamente sincero y dispuesto a decir lo que piensa en el foro que fuera o cualquiera que sea su interlocutor, es fácil saber lo que de él puede esperarse porque es transparente y no tiene doblez, en él confluye honradez y honestidad, lo que quiere para sí no quiere que los demás se vean privados de ello, tiene generosidad y universalidad, en definitiva y en una sola palabra: solidario. Me habla de la caridad (virtud cristiana) y de la tolerancia (virtud de la democracia representativa) y me dice que son ejercitadas desde arriba, la solidaridad sin embargo se practica de igual a igual.
A pesar de que todos le otorgamos una poderosa racionalidad, creo que en él prima lo irracional, los elementos biológicos y volitivos, que proceden de las tripas (si se permite esta expresión). Y si bien es cierto que conversando con él es difícil transgredir el plano racional, creo, sin embargo, que su pasión es la razón. Fundamentalmente veo a Julián apasionado, Julián no es flemático, como cabe esperar de los ultra-racionalistas. Julián es todo corazón y su corazón dirige su razón.
Así lo veo yo.         

Javier Torija.
TAS.

 

Aparecido en Contramarcha nº 51


Junio 2010

 

 

 

ÁGORA