Eliseo Reclus 1

 

ACTUALIDAD DE ELISEO RECLUS PARA LA GEOGRAFÍA

Daniel Hiernaux-Nicolas

 

 Nuestra finalidad política en cada nación es la abolición de los privilegios aristocráticos,
y en la Tierra entera, es la fusión de todos los pueblos.
Nuestro destino es llegar a ese estado de perfección ideal en que las naciones
no tendrán ya necesidad de hallarse bajo la tutela de un gobierno o de otra nación;
es la ausencia de gobierno, es la anarquía, la más alta expresión del orden.

 

A un siglo de la muerte de Eliseo Reclus (1830-1905), para la mayoría de los geógrafos sus aportes quedan como un recuerdo de una época heroica en la historia de la geografía social o crítica. Volver a poner sobre la mesa del debate a Reclus a Vidal de la Blache (1845-1918) o a Humboldt (1769-1859), no es algo secundario para la geografía de hoy y del mañana, sino una decisión esencial. Muy particularmente, es central articular los elementos esenciales rescatables de autores “históricos” con aquellos aportes decisivos que surgen de la geografía actual. Lo anterior implica conocer nuestros referentes históricos para poder distinguir, con todas las referencias surgidas del pasado reciente, lo que todavía hace sentido y lo que no merece más que el recuerdo historiográfico.

1. Una breve presentación de Reclus

Elisée Reclus es seguramente uno de los personajes menos conocido de la historia de la geografía humana. Sin embargo, Reclus es una personalidad aparte en la geografía francesa, por múltiples razones, entre otras por la amplitud de su obra, dentro de la cual destaca la trilogía esencial: La Tierra, descripción de los fenómenos de la vida del globo (2 tomos, 1868-1869); la Nueva Geografía Universal (19 tomos, 1876-1894) y el Hombre y la Tierra (6 tomos, 1905-1908). Otras publicaciones completan el cuadro; (Varias guías Joanne para Hachette, la Historia de un ArroyoHistoria de una Montaña, etc.)

Habiendo seguido los cursos de Karl Ritter en Berlín, Reclus construyó una visión global del mundo que concibe estructurado a partir de tres principios o leyes: la lucha de clases, la búsqueda del equilibrio y la decisión soberana de los individuos. Frecuentemente clasificado como geógrafo empirista y evolucionista, subrayó la influencia del medio sobre el desarrollo de las sociedades, reconociendo que “el hombre es la naturaleza tomando conciencia de sí misma”. Por ello, Reclus es también considerado como un precursor de la ecología. Su contribución a la geopolítica ha sido también ampliamente subrayada.

Se interesó mucho también del progreso y la modernidad, ofreciendo análisis muy perspicaces sobre la ciudad, mientras que Vidal de la Blache solo asignaba algunas páginas a este tema. Su principio de equilibrio se reencuentra en un artículo esencial sobre La evolución de las ciudades, precursor de la teoría de los lugares centrales (W. Chistaller, 1839-1969).

Reclus ha defendido toda su vida principios morales y políticos claros: conservará una posición anarquista hasta su muerte. Creía más en la evolución que en la revolución y, por ende, consideraba que la educación era un motor central para la transformación de la humanidad. Su Geografía Universal ha servido a la formación de las clases populares, que podían adquirirla en fascículos por algunos centavos. Además, debe subrayarse la notoria calidad literaria que Reclus demuestra a cada página de su obra. Fue un gran formador, a pesar de que no ocupó ninguna cátedra universitaria, salvo su contribución a la Universidad Nueva, después de haber sido rechazado como profesor de la Universidad Libre de Bruselas.

Revalorizado por Yves Lacoste, Béatrice Giblin y numerosos autores, Reclus ha salido ahora del ostracismo donde lo había dejado la escuela vidaliana. La dimensión geopolítica de su obra, sus ideas y contribuciones a la geografía urbana y a la comprensión de la relación entre el hombre y la naturaleza, son hoy ampliamente difundidas. Sin embargo, una parte de la obra de Reclus ha incontestablemente envejecido, mientras que numerosos textos suyos esperan todavía un análisis detallado.


2. Reclus: tomar y dejar

Para entender lo rescatable y lo desechable de la obra de Elisée Reclus, resulta necesario ubicarlo en el contexto del pensamiento geográfico decimonónico en el cual se inserta y al cual contribuye ampliamente.

Al inicio del siglo XIX, las ideas de Humboldt dominaron, de manera indudable, el panorama de la geografía de la época. La referencia previa -la geografía de Kant- estaba a punto de ser desplazada. Cabe recordar que Kant dio más cursos de geografía que de filosofía, pero que la calidad de su obra geográfica dejó mucho que desear. Y, sin embargo, fue la referencia central de los geógrafos del siglo XVIII y de inicios del XIX, hasta la entrada en juego de Humboldt.

Humboldt tuvo un papel excepcional en el asentamiento de la geografía dentro de las ciencias, pero, en cierta forma, el barón geógrafo heredó el espíritu del romanticismo propio de su siglo y del anterior, de tal suerte que cierto carácter épico de su geografía (que magnificaba en las conferencias que impartía) facilitó una gran difusión social de la misma.

Cuando nació Elisée Reclus, Humboldt estaba en el ocaso de su larga y productiva vida. Como hasta mediados  del siglo XIX no tuvo una vocación geográfica, solo le tocó alguna enseñanza de Ritter, también al final de su vida, si bien la obra escrita de Humboldt estaba a su disposición en las bibliotecas.

La influencia alemana sobre Reclus lo situó entonces de lleno entre los constructores de la geografía científica. Sin embargo, lo que distingue a Reclus de los demás geógrafos de su época y de quien se volverá la referencia en el inicio del siglo XX –Paul Vidal de la Blache- es su sentido social profundo, que marca una diferencia central con respecto a los demás geógrafos de su época.

Reclus, anarquista nunca arrepentido a pesar de las dificultades que esta profesión de fe política le implicó en su vida personal y profesional, dio así a la geografía la posibilidad esencial y por décadas olvidadas, de situarse entre las ciencias sociales con compromiso hacia el entorno social y natural que rodea y del cual participa la humanidad.

 

Eliseo Reclus 2


Calidad científica

Reclus se situó en el espíritu de su tiempo, que es de la fe en la ciencia. Su método de aproximación a los hechos geográficos tendía a ser lo más preciso y científico posible. No asumió el cuento, el relato imaginado de terceros como fuente de información fidedigna: buscó siempre ser lo más fiel posible a los hechos, y con frecuencia eludió la interpretación personal, dejando al lector la posibilidad de hacer una lectura propia de los mismos, para construir su imagen del mundo.

Esto no significa que fuera solo un descriptor del mundo, como muchos autores se han complacido en afirmar: por el contrario, la selección de los datos, la puesta en escena de la realidad geográfica, tiene un sentido y una fuerza de presentación tales que sus obras logran demostrar los hechos sin tener que pasar por afirmaciones tajantes. Posiblemente son sus textos sobre los Estados Unidos y particularmente aquel sobre su llegada a la Nueva Orleáns, que permite entender mejor esta afirmación: Reclus hace algunas afirmaciones personales, ciertamente, pero y sobretodo, nos pone enfrente una realidad social, que no deja de llevarnos a reflexionar, a analizar y finalmente a criticar esta misma realidad.

Recalco esto porque el método reclusiano dista mucho de ciertas aproximaciones de la geografía social de los años setenta donde la denuncia era la forma de provocar el lector y de impulsarlo a compartir las opiniones del escritor. No fue un propagandista de bajo alcance, ni un geógrafo ideologizado, sino un profesional de la geografía, con amplios recursos metodológicos, para invitarnos a revisar una realidad que frecuentemente rechazaba.

Esto no impide que Reclus se implicara en sus textos, haciendo declaraciones que reflejaban su visión personal sobre diversos temas candentes, como la colonización, la explotación indígena, la esclavitud, el poder, etc. Lo anterior no puedo dejar de relacionarlo con la visión anarquista de la sociedad del propio Reclus: la libertad individual pasa antes que todo (uno de sus tres principios fundamentales citados en la introducción al Hombre y la Tierra), por lo que un autor no puede imponer sus puntos de vista: que debe formar el lector para que éste, con libre albedrío, tome las decisiones adecuadas y conforme su opinión.

Su obra, es como ya se sabe, diversa, amplia y casi inagotable. Se ha recalcado que su Geografía Universal fue limitada por las restricciones impuestas por la casa editorial, de tal suerte que estaba comprometido por contrato a no desvelar su pensamiento anarquista: ciertamente fue así, pero por ello justamente la obra tiene más mérito y contribuye, en el sentido que subrayé antes, a una aproximación a la realidad que recurre más al acompañamiento de la realidad que a una descripción duramente ideologizada. La restricción acabó siendo virtud….

Muchas de las páginas de Reclus, tanto en la Geografía Universal como en El Hombre y La Tierra, entre otras obras, nos parecen aburridas, y ciertamente desfasadas con relación al conocimiento de la realidad geográfica que tenemos hoy. Empezaré por subrayar que cuando escribió su obra no existían los medios tecnológicos de los cuales dispone el geógrafo actual, por lo que su principal mérito es de haber logrado una cobertura integral de la tierra, con la información en el estado en que se podía obtenerla en esa época. Pensemos también que es la obra de un solo hombre, lo que no deja de fascinar profundamente, cuando nosotros, pobres geógrafos modernos, apenas si podemos con las tareas diarias y cuya producción es miserable en volumen frente a esta obra gigantesca.

Pero la cantidad no hace la calidad y esta se modifica en la medida en que evoluciona el conocimiento y la tecnología para su aprehensión. Por ende, de la obra de Reclus, mucho debe descartarse: sería iluso pensar que la información que vertió en sus 19 tomos de la Geografía Universal sigue válida en su totalidad. Si de información pura se trata, olvidemos a Reclus. Si es de pensamiento geográfico, revisémoslo.
Podemos entonces descartar muchas páginas, posiblemente cientos de ellas, quizás miles. No importa realmente: la aportación de Reclus es otra.

Hice una referencia extensa al espíritu científico de la época, es un acierto que permitió a la geografía seguir alejándose de la geografía del romanticismo y del mundo encantado prohijado por aquella visión del mundo. Pero hay muchas otras cualidades que no pueden dejarse de señalar.


La calidad de su escritura

No hay nada peor que una geografía aburrida, como la que nos enseñaron en la escuela. La geografía debe ser festiva a partir del momento en que cuenta la relación intima, a veces amorosa a veces crítica, entre la sociedad y su espacio. No puede ser aburrida, pues nunca lo es esta relación.

Por ello, la calidad de la escritura, esta profunda poesía del espacio, me parece una aportación esencial de Reclus sobre la cual no se podrá insistir suficientemente. Fue un poeta geógrafo o un geógrafo poeta. No sé cuál es el orden preferencial de las dos palabras, como también se han preguntado algunos si era un geógrafo anarquista o anarquista geógrafo.  

 

Hermanos Reclus

 

Vida profesional y vida personal

Otro tema que vale la pena subrayar entre sus aportaciones de Reclus, dentro de lo que hay que “tomar”, es la relación entre su vida profesional y personal, y su obra. Esta gigantesca obra, no se dio en condiciones fáciles: Reclus ha sido perseguido, a punto de ser deportado como Louise Michel, exiliado, criticado, ha vivido pobre, enviudó de dos mujeres: no ha sido la vida fácil de la cual muchos geógrafos hemos podido gozar gracias a las reminiscencias del fordismo. Sus viajes, fueron siempre gozosos para él por su gran espíritu aventurero, pero en ocasiones críticos entre otras cosas para su salud (como aquel a la Sierra Nevada de Santa Marta, en Nueva Granada hoy Colombia). Reclus ha vivido bastante a pesar de pruebas extremadamente difíciles.

Lo que es particularmente notorio es su tenacidad y la persistencia de sus ideales, que han nutrido y sostenido su fuerza durante las pruebas de la vida. No hay duda que esta persistencia resulta difícil de encontrar actualmente, cuando el canto de las sirenas se hace más fuerte que las voces interiores.

Me parece particularmente notorio el esfuerzo de Reclus hacia la educación: escribir para difundir, para formar generaciones, no para lucirse como militante o como geógrafo, es algo que escasamente podemos reconocer entre nosotros. En particular, sus esfuerzos al ocaso de su vida, cuando vivía en Bruselas, para lograr la construcción de un globo terráqueo que permitiera a las clases populares una mejor comprensión del mundo, y para la difusión de la cartografía, ambas cosas que lo llevaron a la ruina económica. En este sentido, sus libros sobre el arroyo y la montaña, siguen siendo obras maestras de una literatura geográfica de divulgación que no tienen paralelo hoy.

Regresando a su vida: nuestro autor centró literalmente su vida en torno a la geografía. No era una forma de ganarse el pan, no era una forma de acceder a honores y a poder, sino una forma de vida, en el sentido que da Claval a la expresión: “La geografía como género de vida”. Reclus vivió la geografía como un entorno cotidiano, sin lo cual su amplia obra no hubiera podido ser escrita. Para él la vida era la geografía y la geografía era la vida: una lección de vida inolvidable…

 

Actualidad Reclus geografía


3. Reclus y la geografía social de hoy y del mañana

Muchos autores han contribuido después de Reclus en reforzar el pensamiento crítico en la geografía humana desde mitades de los sesenta, contribuyendo así a que nuestra disciplina sea parte de un amplio movimiento de crítica social en la actualidad.

Sin embargo, volver a los textos de Reclus permite reencontrar algunos aspectos de la geografía humana que se fueron perdiendo en generaciones posteriores: su profunda humanidad, sus valores de vida, y la forma misma de trasmitir su pensamiento, entre otros muchos aspectos, temas que traté en párrafos anteriores.

Pero más allá de lo que ha dicho, Eliseo Reclus me parece un modelo de vida, una suerte de referente inclusive, extremadamente difícil de imitar en el contexto de este nuevo siglo que apenas empieza. Trataré entonces, para terminar este escrito, de darles algunas de mis opiniones al respecto, es decir: ¿cuáles son para mí las lecciones esenciales de Reclus para la geografía social del siglo XXI?

En primer lugar, quiero pensar que ha aportado una dimensión esencial para la geografía social: el reconocimiento de que tenemos que hacer una geografía que no sea un discurso crítico sino una verdadera ciencia que permita al lector tomar sus propias decisiones, formar su pensamiento, y posiblemente tomar partido.

En este sentido, Reclus me permite reafirmar que muchas propuestas de los años setenta del siglo XX en adelante han conducido a una geografía como soporte de un discurso ideológico pobre, en ocasiones hasta dictatorial y escasamente científico: en cierta forma, un simple artífice de una propaganda política. Esto explica bien por qué en la URSS se desarrolló más la geografía física que la humana, ya que para la propaganda, la geografía no es el mejor instrumento.

En este sentido, afirmo claramente que considero que una parte de la geografía social se ha pervertido, para volverse discurso propagandístico. Reclus nos recuerda, y seguirá haciéndolo, que la geografía puede y debe ser otra cosa: una disciplina que permite conocer y analizar los fenómenos sociales –en su caso particular, la relación hombre/espacio y hombre/naturaleza- de tal suerte que la sociedad se vuelva capaz de construir un discurso crítico significativo pero no impuesto por el mismo discurso de la disciplina.

Por otra parte, resulta significativo que Reclus evidenció toda su vida que la geografía tenía un “cliente”: las clases populares. No trató de hacer trabajos para las burguesías, ni para el mundo académico. Quizás es algo que la geografía social de hoy debe repensar.

De ahí que afirme que el esfuerzo de difusión de la geografía, de sus obras esenciales, de su pensamiento, de sus hallazgos, se vuelve una tarea esencial de la geografía social. No dudo que sea mejor publicar un libro de geografía para difundir la disciplina que realizar la “enesima” investigación sobre un recóndito rincón del planeta, lo que no implica que este conocimiento sea poco necesario, sino que otras cosas me parecen esenciales hoy, tanto para fortalecer la geografía, como para reafirmar una capacidad de análisis crítico de la relación sociedad/espacio en la actualidad. También, gracias a Reclus, sabemos esto y podemos pensar que es tiempo de poner en práctica su propuesta.

Finalmente, quiero reforzar la idea de que la geografía debe ser un género de vida, tal y como lo manifestó Reclus en su vida personal. Su amor a la naturaleza lo hizo vegetariano y amigo de los animales; su amor a la humanidad lo hizo un hombre rodeado de numerosos amigos, con una amplia correspondencia a través del mundo, sensible a los problemas de los demás, viviendo su geografía en cada minuto de su vida.

Leer a Reclus me ha hecho crecer personalmente, como sospecho que pasa con muchos de sus asiduos lectores. Inculcar a los alumnos y a las alumnas de geografía que se puede “vivir en geografía”, me parece esencial. Lo anterior permite que el trabajo no sea algo que se haga de 8 a 17 horas, cinco días a la semana, sino que las labores sean un enriquecimiento permanente y algo que no tenga fin ni inicio, como la vida misma.

Así, cada contacto con el mundo, cada momento pasado con la naturaleza es un momento de gracia, cada encuentro humano es un referente ineludible de la vida cotidiana, algo que nos enriquece, y hace que los geógrafos sean estos hombres que representan a la “…naturaleza que toma conciencia de sí misma”, como tan bellamente lo afirmó Reclus.

 

Este artículo representa casi en su totalidad la ponencia presentada al IV Encuentro de Geografía Crítica (México, enero 2005) por el profesor Daniel Hiernaux-Nicolas, que tan generoso ha sido con nosotros al permitirnos su publicación y ayudarnos en la preparación de las jornadas que realizamos en julio pasado. El profesor Hiernaux-Nicolas es investigador y coordinador de la Licenciatura en Geografía Humana de la Universidad Autónoma Metropolitana de México. Tiene publicados numerosos artículos y textos sobre geografía humana y otros muchos sobre la vida y la obra de Reclus. Recomendamos que se acceda a la web: geo.izt.uam.ma.es.
Y de manera especial, animamos a leer su libro
La geografía como metáfora de la libertad. Presentación y selección de textos de Eliseo Reclus (1999).

 

Publicado en El solidario nº 12

Primavera 2006

 

 

ÁGORA