¿ MERA PRODUCE PSORIASIS ?

 

La aparición el pasado 26 de julio de 2006 en “Kaos en la Red” de una reseña crítica titulada “Las estrafalarias memorias de Cipriano Mera”, con un texto que es una inmundicia en el mas puro estilo de la escuela de Engels, ha provocado la usual tertulia de “opiniones” que si bien como suele ocurrir, en algunos casos no va más allá de los habituales dimes y diretes de gentes que se aburren, ha dado lugar también en otros casos a textos de cierto interés.

El autor de la reseña crítica, se escandaliza porque a Cipriano no se le presente en el libro de forma “neutra”, afirma que la Dolores y compañía, no tuvieron mas remedio que huir, porque Mera los habría fusilado. Por otra parte con el típico léxico bolche no duda en llamar “provincianos”, y poco “alemanes” a los editores del libro,
a los que reprende por no “depurar” el texto de Cipriano.

Desde Solidaridad Obrera, un compañero, contestó con este escrito que publicamos aquí con algunas ligeras modificaciones, ya que si bien la relación de Cipriano con “la Revolución”, fue muy indirecta, en el texto se argumenta con apreciaciones “partidistas” a favor de esa revolución para hacer un análisis de su figura.

 


Parece que la reedición de las memorias del “viejo cara de palo” está levantando sarpullidos e incluso ronchas en determinadas pieles o caparazones.

Resulta asimismo curioso que la tormenta se centre básicamente en una determinada actuación de seis días de duración a lo largo de una vida de 78 largos años consagrados a la defensa de los humildes y del proletariado.

¿Pero qué tan importante sucedió en esos días para que se levante semejante polvareda? ¿Qué Apocalipsis se desencadenó? ¿Acaso se nos quiere dar a entender que la Historia se dividió irremediablemente en un antes y un después entre esos seis días que van del 6 al 12 de marzo de 1939?

Tratemos de hacer un análisis frío y “neutro” de los antecedentes del evento:
Desde el momento de la pérdida de Cataluña en febrero del 39, la república burguesa española, consiste básicamente en una franja que alrededor de la carretera de Valencia, tiene una extensión aproximadamente de la cuarta parte de la zona nacional, y cuyas características mas importantes son:

a) No hay prácticamente agricultura, ya que las grandes zonas productivas están en territorio fascista.
b) No tiene industria, ya que su último foco industrial de importancia, Cataluña, está en poder del enemigo.
c) Como consecuencia de esto, la poca producción de material de guerra, que se tenía, está en manos ”nacionales”.
d) Rusia, que mira con envida el Pacto de Munich de 1938, prácticamente ya no envía armas, ya que las burguesías alemana y soviética, (1) están embelesadas en los flirteos iniciales de preparación de su convenio de no agresión, esa “alianza” de “la patria del proletariado” con el nazismo, que recibiría mas tarde el  nombre de Pacto germano-soviético.
e) Consecuencia de ese escarceo amoroso, es que la burguesía soviética esté planeándose desentenderse ya de España, como si se tratara de una criada vieja y achacosa.
f) La república burguesa española, es rica a estas alturas en una única cosa: el hambre. Se habla de que unas 400 personas mueren de hambre y frío mensualmente en Madrid por esas fechas.
En las grandes poblaciones, llega a comerse alfalfa.

En esas circunstancias, aunque todas las organizaciones politicosociales de entonces (y de hoy), reconocen que la contienda estaba perdida, se perfilaron dos posiciones dentro de la zona republicana:
i) Una de ellas defiende realizar una resistencia a ultranza a la espera de que una conflagración a nivel europeo o mundial, pueda salvar a la república burguesa. Esta postura es defendida por el PCE.
ii) La otra postura cree que hay que forzar una situación que permita la salida de España de las personas más comprometidas, así como de aquella parte de la población que quiera hacerlo. Esta postura, está apoyada por el resto de fuerzas de la república: socialistas, republicanos, y anarcosindicalistas.

En ese mes de febrero, dimiten en el extranjero el presidente de la república, Manuel Azaña, y Vicente Rojo, quedando de esa manera la pobre república burguesa descabezada.
Por esas mismas fechas, Londres y París reconocen a Franco.
Al regresar “el gobierno” y los “héroes” responsables de los desastres del Ebro y Cataluña a la península, se traen la consigna bien aprendida: ¡Hay que resistir! ¡Tenemos ingentes cantidades de material bélico en Francia para rearmar al ejército de la zona centro!

 



Claro que esos dirigentes olvidaban que si Francia no había permitido pasar por su territorio ni siquiera un tirachinas a lo largo de dos años y medio mientras reconocía a la república, difícilmente iba a permitir que entrara un vulgar cuchillo patatero para rearmarla, ahora que reconocía a Franco.

En cuanto a la situación y las aspiraciones del proletariado en esos momentos, veamos lo que dice Togliatti, el nº 1 de la KOMINTERN en España por esas fechas:

“En las masas, el cansancio de la guerra, y el malestar por sus sufrimientos, tomaba la forma concreta de una aspiración profunda y general a la paz. En todo el país se esperaba un hecho nuevo que pusiera fin a la guerra. Y no se pensaba ya en la victoria”. (2)

De otra parte tampoco parece que la postura de que el pueblo hiciera una nueva Numancia fuera muy sincera, al menos por parte de algunos de sus protagonistas.

En su informe de febrero a Moscú, Togliatti afirma después de unas consideraciones sobre que todos los militares profesionales, incluidos los del PCE creían imposible la resistencia en la zona central:

 “El problema que se plantea y que esta en discusión no es ya pues el de cómo organizar la resistencia, sino el  modo de poner fin a la guerra con honor y dignidad”. (2)

¿Alguna diferencia con las tesis del grupo Miaja-Casado?
Cordón, Hidalgo de Cisneros y Carlos Núñez Maza, todos ellos del PCE, habían declarando abiertamente que no veían posible la resistencia.

Una conversación varios años mas tarde en el Kremlin, narrada por Jesús Hernández, que fuera ministro del PCE durante nuestra contienda, nos da la clave del final de la república:

- Manuilskiy: La guerra la tenían Vds. irremediablemente perdida. El Partido mantenía la consigna de resistir a pesar de que era evidente que ni un milagro podía salvar la situación de derrota en que se hallaba la república. La esperanza de un posible conflicto europeo era una ilusión totalmente errónea, pues tal conflicto no podría surgir mientras no se decidiera totalmente la situación española...
- Hernández: No era eso lo que nos decían entonces.
- Manuilskiy: De cualquier manera, el hecho no cambia el fondo de la cuestión. Aceptado el principio de que la derrota era inevitable se trataba de salvar el prestigio del Partido del descrédito en que iban a hundirse todas las organizaciones...
(Nuestro Partido) mantuvo la consigna de resistir demostrando así que el PCE no deponía las armas contra Franco... Erodi dejó que las cosas se produjeran como era previsible que habían de suceder. Los casadistas cayeron en la trampa y el Partido quedó a salvo de toda responsabilidad. (3)

Claro que siempre se puede argüir, que Jesús Hernández, al cambiar de bando burgués, miente interesadamente. Pero ¿para qué mentiría? ¿para apoyar los intereses del proletariado?

Decididamente no. Los burgueses pueden odiarse entre sí, como se odian las multinacionales de Pepsi y Coca-cola, y de hecho su sistema, consiste en eso, en la lucha de unos contra otros, pero cuando el proletariado cuestiona sus intereses, cierran siempre filas contra el enemigo común (Carlos Marx dixit)

Discutir por tanto si hubo traición, bien a la república burguesa, bien al proletariado, cuando su inmensa mayoría solo deseaba que la sangría terminase, carece de sentido.

Por tanto ni golpe, ni batacazo, sino planificación desde Moscú y burda provocación ¿A santo de qué habría de ascenderse a generales el 3 de Marzo a los principales responsables de los desastres del Ebro y Cataluña?
Y claro que el grupo Miaja-Casado, cayó en la trampa como afirma Manuilskiy, pero ¿tenían alguna otra opción?
¿Acaso eran cristianos para ofrecer el otro ojo cuando les habían metido el dedo en uno?

¿Y todo esto que tiene que ver con Mera?

Pues que cuando las cosas no salen como uno las planea, hay dos formas de enfrentarse a la realidad: una de ellas, es analizar los propios errores para sacar enseñanzas para el futuro, y otra consiste en echar la culpa a los demás de los propios fracasos. No voy a entrar a discutir las características clínico-patológicas de este último caso, pues mi especialidad no es la psiquiatría. Pero dado que la acción del “viejo” parece que es la causa de la epidemia de picores, granos, eczemas y forúnculos que se está produciendo, creemos que es muestro deber poner algunas cosas en su sitio.

Veamos como plantea Hugh Thomas, un historiador no precisamente favorable a los trabajadores, el evento de los seis días de marzo (en su primera edición de La guerra civil española, ni siquiera escribió una palabra sobre el comunismo y la autogestión que desarrollaron los trabajadores en el terreno económico, hecho que hubo de rectificar posteriormente ante el escándalo de la historiografía mundial, incluyendo un capítulo sobre colectivización). Veamos pues lo que dice Thomas:

(Una vez constituido el Consejo Nacional de Defensa) Barceló movilizó el Primer Cuerpo de Ejército,(4) para cercar todas las entradas de la capital. Ocupó los ministerios situados al final de la Castellana, el Parque del Retiro y el antiguo Cuartel General del Ejército del Centro en la Alameda de Osuna.
Tres de los coroneles de Casado, y un comisario socialista resultaron muertos.(5) Los coroneles Bueno y Ortega enviaron tropas del Segundo y del Tercer Cuerpo de Ejercito en apoyo de Barceló. De esta forma la mayor parte del centro de Madrid quedó bajo el control del PCE...
Por la tarde, la 14 División del Cuarto Cuerpo de Ejército de Mera se puso en marcha... El 10 de marzo las tropas del PCE quedaron sitiadas en la ciudad que ellos mismos habían tomado por asalto... (6)

Leyendo lo anterior, la impresión que nos queda es la del famoso chiste de Jaimito, cuando dice: Nos acercamos éste y yo sigilosos y procedimos a rodear a los trescientos...

Bromas aparte, lo que Mera desmiente con su pequeña actuación es la “imagen” del PCE, y eso no se lo perdonarán jamás. Lo que deja al descubierto, son los afeites  y “siliconas” en el “look”, así como los botafumeiros que producen las fragancias con que se han estado incensando a lo largo de toda la contienda con el dinero de todos los españoles, retornado vía Moscú, para presentarse como los más combatientes, los únicos que saben luchar, los más inteligentes, los que tienen la solución idónea, los que mejor lo hacen... mientras los demás son unos inútiles cuando no están borrachos, o corriendo como liebres delante del enemigo...

Lo que Mera hace es dejar al descubierto el blanqueo de los sepulcros.

Hemos hablado hasta aquí de Mera y de la situación al final de la contienda en el aspecto “neutro”, es decir de lo referente a los aspectos formales de la resolución del “problema final” de la república burguesa. No queremos terminar este escrito sin hacer también algunas precisiones desde el punto de vista “partidista” del proletariado.
En la España republicana del 36 al 39, los trabajadores españoles realizan la experiencia comunista mas  completa y avanzada que se haya realizado hasta la fecha.
En el sector primario, se calcula que las 2/3 partes de la tierra que no quedó inicialmente en territorio fascista fue colectivizada y labrada en común por los trabajadores campesinos. En muchos pueblos de hasta 10 y 15.000 habitantes, el consumo se efectúa de “la toma del montón” de los almacenes comunales, y se funciona sin moneda dentro de la localidad. Allí donde coexisten la economía comunista, y la economía individualista, los trabajadores no permiten que los individualistas exploten a otros trabajadores para cultivar sus tierras.
En la industria o sector secundario de la economía, las fábricas son colectivizadas, y gestionadas por los propios trabajadores que deciden en asambleas como y que se ha de producir... Se instaura el salario familiar, no cobrándose en virtud del trabajo realizado, sino en base a las necesidades del trabajador y su familia.
Para dar una idea de la intensidad del fenómeno autogestionario realizado por el proletariado industrial español, releamos lo que decía Mijail Klostov en Pravda el 26 de septiembre de 1936:
“18.000 empresas comerciales e industriales han sido expropiadas por los trabajadores... de ellas 2.500 en Madrid, y 3.000 en Barcelona...”
En el sector terciario, no podemos dejar de hacer mención a la autogestión de la totalidad de los transportes en Cataluña: Ferrocarriles, Metro, Tranvías, Autobuses... Espectáculos... Las empresas de abastecimiento de agua, gas y electricidad... Así como los de la mayoría de la zona levantina, o la cogestión y control obrero en Madrid.
Pero si esto era lo que hacían los trabajadores ¿Qué hacían sus enemigos dentro de la república burguesa?
Evidentemente si los trabajadores querían la propiedad común, sus enemigos querían la propiedad privada, y trabajaban para devolver a sus antiguos propietarios, es decir a los burgueses, aquello que se les había expropiado. Veámoslo a través de tres pequeñas citas:

“La mayoría de los pequeños fabricantes, artesanos, comerciantes, campesinos propietarios y arrendatarios ponían sus esperanzas de una vida mejor no en la abolición, sino en la acumulación de la propiedad...
No tuvieron que buscar mucho tiempo. Al cabo de pocas semanas, el PCE aparecía como la organización capaz de encarnar sus esperanzas mas inmediatas. Así desde el primer momento, este partido apareció como el principal defensor de la propiedad privada”. (7)

¿Sería por eso que algunos le llamaban Partido Contrarrevolucionario de España? ¿O era Conservador?

Veamos lo anterior confirmado en 1937 por José Díaz, secretario general de dicho partido:

“El PCE se ha convertido en el refugio de 76.700 campesinos propietarios, y de 15.485 miembros de las clases medias urbanas...” (8)

Y para terminar una cita de la Dolores, que tampoco tiene desperdicio:
“Es la revolución democrática burguesa que en otros países como Francia se desarrolló hace mas de un siglo, lo que se está realizando en nuestro país, y nosotros somos los luchadores de vanguardia en esta lucha...” (9)

¡Y esto lo decía esta señora en medio de la revolución socialista mas grande de la historia!

Menos mal que a la burguesía soviética no se le ocurrió decir que lo que había que hacer en España era la Reforma luterano-calvinista...

Porque según dice Preston:
“En términos tanto económicos como legales España había vivido ya una revolución burguesa en el siglo XIX, aunque no fuera acompañada por una revolución política democrática”.  (10)

Sí, El PCE de entonces jugó con el proletariado el mismo papel que Thiers respecto a la Comuna parisina. Parafraseando a Marx: Habló a la revolución comunista española como el verdugo a D. Carlos: Tengo que asesinarte, pero es por tu bien. (11)

Preguntarse por otra parte sobre si Cipriano hubiese o no fusilado a determinados traidores a la clase obrera, nos parece no ya ocioso, sino historia-ficción; aunque en cualquier caso, jamás los habría hecho desaparecer en una cheka, pues si hay algo que Mera siempre repudió, fueron los procedimientos de la inquisición, que han utilizado siglo tras siglo todos los grupos reaccionarios a lo largo de la historia.

 



Pero que nadie piense que la labor más importante del “viejo” en pro de la clase obrera haya sido el poner de manifiesto que un albañil (aunque no debemos olvidar a Liberino González), al mando de una simple División, es mas competente que tres militares profesionales al mando de tres Cuerpos de Ejército, aunque tengan el carné del PCE, o precisamente por eso.

Mera, son 78 años al servicio de la clase obrera; por eso es un imprescindible. ¿Qué otro trabajador del siglo XX, tiene en su currículum haber sido encarcelado durante la borbonería alfonsina, en la república burguesa española que la sustituyó, en el Argel y el Marruecos de la Prefectura pro-nazi de Vichy, en la España fascista de Franco, en la Francia liberal democrática de De Gaulle; haber sufrido atentados y amenazas de muerte por los sicarios del Capitalismo de Estado soviético, haber sido condenado a muerte... es decir haber sido privado de libertad por los cuerpos represivos de todos los países por los que pasó a lo largo de su vida, y perseguido bajo todas y cada una de las modalidades políticas de que se dotó el capitalismo a lo largo de ese siglo?

De la personalidad solidaria del “viejo” se puede vislumbrar algo leyendo sus memorias de la guerra, aunque no demasiado, debido a su inmensa modestia y humildad, y al periodo de su vida que narra (Mera no menciona nada de su intervención en la toma de Alcalá el 21 de julio; para poder darse cuenta de que él es el organizador de la detención del gobierno en Tarancón cuando este huye de Madrid el 6 de noviembre, hay que leerle entre líneas...) De aquellos que le conocieron tenemos referencias,(12) no solo de su generosidad al acoger en su humilde vivienda a los perseguidos por el sistema, o de su protección y ayuda en materia laboral a los que lo necesitan en la medida de sus posibilidades, sino también de su privación incluso de prendas personales, para vestir o calzar al compañero que lo necesita más que él en ese momento...

Ese “viejo” que tantas erupciones cutáneas parece provocar, pasó la mayor parte de su vida trasegando del andamio a la cárcel, y de la prisión al andamio. Vivió siempre de su salario de albañil, y murió como se dice vulgarmente “con una mano detrás, y otra delante”.

Que nadie dude por tanto  que continuará teniendo como ha tenido siempre, un lugar entre todos aquellos que decimos llevar “un mundo nuevo en nuestros corazones”.



Hemos intentado apoyar los argumentos de este texto con citas lo mas “eruditas” que nos ha sido posible, dada nuestra escasa cultura académica.

De ahí que hayamos eludido escrupulosamente cualquier cita de Bakunin, Malatesta Kropotkin etc., tan “ingenuos” ellos, tan “plebeyos” y “a-históricos”, tan... “¿pequeñoburgueses?”.

Hemos citado por consiguiente a Marx y a Engels, y a algunos de sus pretendidos o pretenciosos seguidores, tan “alemanes” estos ¿o es prusianos?, tan “preeminentes”, “patricios” y “preclaros”, que como todo el mundo sabe, nos han proporcionado el más incuestionable método que nos ha de llevar incontestablemente y con total garantía (¡si no queda satisfecho le devolvemos su dinero!) al comunismo ¡científico!... y hemos intentado paliar en lo posible nuestro “provincianismo”...

Pero dejémonos de chirigotas mordaces sazonadas con sorna. Como nos demostró la revolución habida en nuestro país, hay un punto de encuentro (¡puede haberlo!) entre los anarquismos [desde el que candorosamente cree que utilizando K de Kilo, la anarquía es mas “anarkista”, hasta aquel otro que se quedó petrificado en determinado momento de la historia, pensando que los métodos para combatir al capital son inmutables (¿científicos?), pasando por todos los demás], tienen un punto de encuentro decíamos, con los marxismos más auténticos.

 



¿Cómo explicar si no, el caso del POUM, y su encendida apuesta por la revolución de entonces. Apuesta que le costaría tan cara?

¿Cómo explicar si no, la autogestión que tantos trabajadores afiliados a UGT, realizaron en las empresas donde no había anarcosindicalistas?

¿Cómo no va a confluir el anarquismo con aquellos marxistas que crean sinceramente que el comunismo es poner las cosas en común (!) y que quieran hacerlo, en vez de buscarse un nuevo patrón llamado Estado?

Que esa confluencia ha de darse en el proceso revolucionario, es algo que no dudamos.

Pero para que ese proceso revolucionario, sea realidad un día, hay que comenzar a trabajar desde el presente, y ese comienzo debería ser antes que nada intentar unificar la familia anarcosindicalista, tan teñida de mesianismo iluminado, que cada uno de los componentes de su espectro ideológico cree que su opción es la que tiene la verdad revelada. Verdad que está demostrada y por la que hay que hacer pasar a los demás. ¿Es anarquismo eso, o leninismo?

Hagamos caso a Mera y busquemos la unidad, pero canalizando en positivo todas las aportaciones contra los verdaderos enemigos de la clase trabajadora: el Capital y el Estado.

De que tengamos éxito en forjar esa unidad, dependerá el futuro.

 

Notas:
1. Al utilizar esta denominación, no estamos haciendo un abuso de lenguaje. Engels mismo, en su nota a la edición inglesa de 1888 de El Manifiesto Comunista, da esta definición en el capítulo I: Por burguesía se comprende a la clase de los capitalistas modernos, que son los propietarios de los medios de producción social, y emplean trabajo asalariado. Esta definición describe al 100% a la clase dirigente soviética en ese momento de la historia. Esa clase dirigente es propietaria de todos los medios de producción, que gestiona a través del Estado (o viceversa), y por supuesto emplea trabajo asalariado, nada menos que alrededor de 170 millones de proletarios por esa fecha.
2. Togliatti: Escritos
3. Jesús Hernández: Yo fui un ministro de Stalin, pág 255
4. El subrayado es nuestro
5. En realidad fusilados. Ver las memorias de Mera, págs 211 de la edición de Ruedo Ibérico, y 305 de la actual edición
6. Hugh Thomas: La guerra civil española, pág 764
7. Burnett Bolloten: La Guerra Civil española: Revolución y contrarrevolución, pág 167
8. José Díaz: Tres años de lucha, pág 390
9. Dolores Ibarruri en Mundo Obrero, 30 de julio de 1936
10. Paul Preston: La guerra civil española, p. 186
11. La frase original de Marx, pertenece al 1er Capítulo de La guerra civil en Francia. Dice exactamente refiriéndose a Thiers: “Habló a la república como el verdugo a D. Carlos: Tengo que asesinarte pero es por tu bien”
12. Para conocer algunos testimonios de personas que conocieron al “viejo”, que el lector no dude en obtener por cualquier método (segunda mano, Internet, préstamo, expropiación, hurto o atraco) el agotadísimo libro de Joan Llarch: Cipriano Mera, un anarquista en la guerra de España.

 

Crescencio Carretero


Aparecido en Contramarcha especial Revolución Española

Julio, 2006

 

 

 

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