RAMÓN J. SENDER EL ESCRITOR OLVIDADO


Ramón J. Sender Garcés es uno de los más grandes escritores en lengua castellana del siglo XX. Sin embargo por evidentes razones políticas no es reconocido como debiera en nuestro país. Ni siquiera se pueden encontrar muchas de sus obras en las librerías comerciales. Sí es posible en librerías de viejo y segunda mano. Desde estas páginas recomendamos su lectura, no sólo por lo bien que Sender escribe, sino por lo mucho que con sus obras se aprende.


BIOGRAFÍA.
Nació Sender en Chalamera (Huesca) el 3 de Febrero de 1901. Su padre era secretario del ayuntamiento, y su madre, maestra de esta aldea. Un año después regresan a Alcolea de Cinca, pueblo del que procedían sus padres. Luego se trasladaron a Tauste, cerca de Zaragoza. Sus abuelos eran también aragoneses; por eso llega a decirnos en el prólogo de Los cinco Libros de Ariadna: “Me ha ayudado hasta hoy el repertorio de los valores más simples y primarios de la gente de mi tierra. No del español de la urbe (...) sino tal vez del campesino de las tribus del norte del Ebro, en la parte alta de Aragón (...) soy probablemente (...) un ibero rezagado. El serlo no representa mengua ni privilegio (...) Estamos, pues, en que al menos uno ha salvado alguno de los valores de la tribu. Cierta violencia y aun brutalidad es inevitable”


PRIMEROS ESTUDIOS.
Ramón J. no tuvo de niño las dificultades que tuvieron otros niños de principio de siglo y que vivieran también en un ambiente rural. A los diez años comenzó el Bachillerato como alumno libre. Mosén Joaquín de Tauste, dirigía sus estudios, teniendo luego que examinarse en el Instituto de Segunda Enseñanza de Zaragoza.
Marchó después a Reus, en donde continuó estos estudios. Más tarde la familia se estableció en Zaragoza. Aquí estudió los cursos de 5º y 6º de Bachiller. Hubo grandes desórdenes estudiantiles y le hicieron a él responsable, suspendiéndole todas las asignaturas de 6º, por lo que tuvo que ir a terminar el Bachiller a Alcañíz (Teruel), en donde trabajó como empleado de farmacia.
En Crónica del Alba nos habla de sus padres y hermanos, de sus fechorías con los amigos del pueblo, de sus estudios y sobre todo de Valentina, la hija del notario de Tauste. Pero en su infancia de niño extremadamente sensible, a la vez que serio y rebelde, junto a la imagen luminosa de Valentina, el cariño de su madre y el respeto y admiración que sentía por el abuelo paterno se levanta el sombrío recuerdo de su padre: le trataba con excesiva dureza, le pegaba con frecuencia, y como Ramón se rebelaba con actitud desafiante, fue surgiendo entre los dos una áspera tensión que los iba distanciando.

 


EN MADRID.
A los 17 años (1918), ya terminado el Bachiller, Ramón J. Sender se escapó de casa y se fue a Madrid. Solo y sin dinero pasó los mayores apuros de su vida hasta el punto de verse obligado a dormir en un banco del Retiro durante tres meses. Se lavaba en una fuente del parque y en las duchas del Ateneo, a donde iba diariamente a leer y escribir. Su carrera literaria comenzó en el Madrid de aquella difícil época, y antes de cumplir los 18 años. Escribió artículos y cuentos que logró publicar en varios periódicos, El Imparcial, El País, España Nueva, La Tribuna. Desconfiando del valor de estos primeros intentos literarios firmaba con seudónimo. Le pagaban unas 25 ptas. por trabajo, cantidad importante en aquellos tiempos, sobre todo para un muchacho de su edad. Sin embargo, el dinero que ganaba apenas le alcanzaba para comer. Así que para dormir bajo techo tuvo que trabajar de dependiente en una farmacia, como antes lo había hecho en Alcañíz y Zaragoza. El hecho de que desde los 14 años se ganaba la vida trabajando explica su precoz madurez y su pertinaz e inquebrantable rebeldía.
En la Universidad de Madrid se matriculó en la facultad de Filosofía y Letras: el ambiente académico le decepcionó pronto y decidió formarse por su cuenta leyendo vorazmente en las Bibliotecas y comprando libros cuando podía, pero lo que a Ramón J. Sender le atraía verdaderamente eran su vocación de escritor y las actividades revolucionarias con grupos de obreros anarquistas, no importándole meterse en conflictos políticos por graves que parecieran. Su padre, D. José Sender, fue a Madrid y obligó a su hijo a volver a casa, dado que este era menor de edad. Entonces, en Huesca, dedicó todas sus energías a la publicación de un periódico, La Tierra, diario que formaba parte de la Asociación de Labradores y Ganaderos del Alto Aragón. Como por su edad, 18 años, no podía ser oficialmente director, en este puesto figuraba el nombre de un abogado amigo suyo, aunque era el joven Ramón quien lo llevaba a cabo con gran esfuerzo y entusiasmo.


INQUIETUDES POLÍTICAS.
Al cumplir los 21 años tuvo que ingresar en el ejército. Intervino -como soldado, cabo, sargento, suboficial y alférez de complemento- en la Guerra de Marruecos, durante los años 1922-24. Al regresar de Marruecos, ya libre del servicio militar, ingresó en la redacción de El Sol, el periódico quizá más prestigioso de España en aquellos tiempos. Escribía toda clase de artículos y corregía manuscritos y pruebas. En estas actividades periodísticas, de gran valor para su formación de escritor, trabajó desde 1924 a 1930. Por estas fechas, era un periodista altamente cotizado y sus novelas -especialmente Imán, basada en la guerra de Marruecos, y que se tradujo a varias lenguas- se publicaban en grandes ediciones. Siguió colaborando con otros periódicos, tales como Solidaridad Obrera (de la CNT) y La Libertad. Además continuaba participando activamente en las revueltas anarquistas. En 1927 estuvo en la cárcel Modelo de Madrid a consecuencia de sus actividades revolucionarias contra la dictadura de Primo.


LA REPÚBLICA.
A fines de 1933 estuvo algunos meses en Rusia. En este periodo y hasta la Guerra Civil Española (1936) se mostraba decepcionado, tras los luctuosos hechos de Casas Viejas, por la falta de sentido de organización de los anarquistas y se aproximó, atraído primero y decepcionado después, por la eficacia comunista, aunque nunca perteneció al partido. Como decimos en 1933 hay un hecho fundamental que le causa un malestar inconcebible: la represión sangrienta de Casas Viejas, aldea de la provincia de Cádiz, donde los campesinos se habían sublevado. Arriesgando la vida, Ramón J. Sender fue a Casas Viejas pocos días después, se informó detalladamente de los hechos, como buen periodista, y los denunció duramente, con la crudeza de la verdad, en una serie de artículos que se publicaron en La Libertad y luego en los libros Casas Viejas (1933) y Viaje a la aldea del crimen (1934). La denuncia tuvo serias repercusiones y el Gobierno de Azaña tuvo que dimitir. En 1935 obtiene el Premio Nacional de Literatura por su novela Mr. Witt en el cantón.


LA GUERRA Y REVOLUCIÓN.
Al estallar la Guerra en 1936 se encontraba con su mujer y sus dos hijos (un niño de dos años y medio y una niña de seis meses) veraneando en San Rafael, pueblo en la sierra del Guadarrama. Las tropas de Franco ocuparon esta zona y Sender decidió que su mujer e hijos se fueran a Zamora, con la familia de ella. Él pasó de noche las líneas del frente y se incorporó como soldado a una columna republicana que llegaba de Madrid. En el mes de octubre los falangistas fusilan, en represalia, a su mujer en Zamora. Al quedar sus hijos desamparados en la zona de Franco, ya en 1937, pasó a Francia y pudo sacarlos por medio de la Cruz Roja Internacional, reuniéndose con ellos en Bayona, dejándolos en Pau al cuidado de dos muchachas aragonesas. Vuelve a Barcelona y pide que le envíen al frente de Aragón, al Segre, con las tropas de la CNT, pero los comunistas no lo permitieron. El estalinista Líster hizo correr que el origen de esta desconfianza habría tenido lugar el 29 de octubre del 36, cuando acusa a Sender de abandonarlo en el momento de mayor intensidad del ataque enemigo cuando Líster estuva a punto de quedar cercado, Sender habría abandonado su puesto yendo a su piso en el centro de Madrid a descansar tranquilamente. Al día siguiente se habría presentado en el cuartel del Quinto Regimiento, en la calle Francos Rodríguez, con una segunda estrella de coronel “que le habría otorgado Líster antes de morir”. Pero Líster que no había muerto y habría dejado en evidencia esta treta con la que Sender pretendía un ascenso. La generosidad de Líster le habría evitado un Consejo de Guerra y la cobardía se habría saldado con un descenso en el escalafón militar. Sin embargo, la hispanista Donatella Pini Moro desmontó este montaje, probando que dos meses después del supuesto incidente, el 31 de diciembre de 1936, el Boletín de la Primera Brigada Mixta glosó elogiosamente a Sender en su primera página. El motivo real para dicho montaje de los estalinistas habría sido la negativa de Sender a seguir ciegamente las directrices comunistas.
Consiguió viajar a Francia y estar dos meses con sus hijos. El gobierno republicano lo envió entonces a Estados Unidos a dar una serie de conferencias en Universidades y otros centros para presentar la causa de la República. Luego se le encargó la fundación en París de una revista de propaganda de guerra titulada LA VOZ DE MADRID. Las dificultades en España continuaban, y los conflictos violentos dentro la facciones que se disputaban el poder llegaron a decepcionarle tanto que decidió salir de España. A fines de 1938 pasó otra vez a Francia y ya no regresó. Estuvo viviendo en Orsay, cerca de París, de los derechos de autor que tenía depositados en el extranjero. Sólo cuando Barcelona cayó en poder de Franco le invitaron a regresar, pero viendo que España no tenía ya solución decidió marcharse con sus hijos a México.


EL EXILIO.
En marzo de 1939 (la guerra acaba el 1 de abril) se embarca como tantos exiliados hacia México, en donde vivió hasta 1942, año en que se trasladó a Estados Unidos. En Estados Unidos se casó por segunda vez y allí continuó escribiendo con la misma intensidad de siempre, trabajando al mismo tiempo como profesor de literatura española en varias universidades. Regresa a España para pasar largas temporadas en 1976, declarando la intención de volver de nuevo para fijar ya su residencia en el país de su infancia, adolescencia, juventud y primeros años de madurez... En 1980 solicita desde San Diego -California- recuperar la nacionalidad española y renunciar a su nacionalidad estadounidense. Muere dos años después en Estados Unidos el 16 de enero de 1982.


LA OBRA DE SENDER

Además de las novelas que listamos a continuación (resaltamos en negrita las que recomendamos encarecidamente) también ha escrito poesía, teatro, ensayo y artículos de todo tipo además de colaboraciones para revistas. Imán (1930), O.P. (Orden Público) (1931), Siete domingos rojos (1932), Viaje a la aldea del crimen (1934), La noche de las cien cabezas(1934), La Esfera (1934), Mr. Witt en el cantón (1935), Contraataque (1938), El lugar de un hombre (1939), Epitalamio del Prieto Trinidad (1942), El rey y la reina (1949), El verdugo afable (1952), Bizancio (1956), Los cinco libros de Ariadna (1957) Los laureles de Anselmo (1958) y Réquiem por un campesino español (1960) La luna de los perros (1962),  Carolus Rex (1963), Los tontos de la Concepción (1963), Jubileo en el Zócalo (1964), La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (1964), El bandido adolescente (1965), Tres novelas teresianas (1967), Las criaturas saturnianas (1967). Crónica del Alba, (1942-1966) compuesta por 9 novelas en 3 tomos: Crónica del alba. Hipógrifo violento. La “Quinta Julieta” El mancebo y los héroes. La onza de oro. Los niveles del existir Los términos del presagio. La orilla donde los locos sonríen. La vida comienza ahora. La tesis de Nancy (1962) En la vida de Ignacio Morel (1969),Túpac Amaru (1973), Nancy, doctora en gitanería (1974), Nancy y el Bato loco (1974), Las tres Sorores (1974), La mirada inmóvil (1979), Tanit, Monte Odina (1981)

Aparecido en Contramarcha nº 63


Febrero 2013

 

 

 

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