ÚLTIMA CARTA DE SACCO A SU HIJO

Si nada sucede, nos ejecutarán después de media noche
por ello, heme aquí ahora contigo, con el corazón lleno de amor
como lo estuve ayer.

No llores Dante, pues ya han corrido muchas lágrimas.
Tu madre vertió muchas a lo largo de estos siete años
y la cosa no sirvió nunca de nada.
Así pues hijo mio, no llores. Sé valente y atrevido
para tener fuerzas para consolar a tu madre.

Y cuando quieras apaciguar la desesperanza de tu corazón
llévala a pasear a un rincón apacible del campo.
Recoged flores aquí y allá. Descansad a la sombra de los árboles
o junto a una fuente cantarina.
En la paz del campo se sentirá reconfortada.
Como tú sin duda.

Pero recuerda hijo mío, no pienses solo en tu felicidad.
Detente solo un instante para ayudar a los débiles en torno a ti.

Los más débiles, los que gritan socorro.
Los perseguidos y las víctimas son tus amigos. Tuyos y míos.
Son camaradas que luchan sí, y que caen a veces al igual que tu padre.
Como cayeron tu padre y Bartolomé
que ayer cayeron luchando para conquistar la alegría y la libertad para todos.

En el combate por una vida mejor hallarás todo el amor del mundo
y en ese combate serás a tu vez amado.

Adaptación, música e interpretación de Pete Seeger:

 

FONOTECA