Solidaridad Obrera es una organización de trabajadoras y trabajadores para luchar por la
mejora de sus condiciones de vida y de trabajo y, a la vez, avanzar, a través de estas luchas, hacia su emancipación total como clase.
En ella caben todas las trabajadoras y trabajadores por el mero hecho de serlo, sean cuales sean sus opiniones, raza, color, nacionalidad, creencias y demás aspectos diferenciadores de la condición humana. No podrán afiliarse los miembros de las Fuerzas del Orden Público, de ejército profesional, ni de ningún cuerpo armado o paramilitar, público o privado. Tampoco podrán afiliarse aquellas personas que propaguen ideas racistas, xenófobas, nazis y/o fascistas, ni los miembros de sectas, ya sean éstas políticas o religiosas. Solidaridad Obrera es independiente del Estado y de todo partido político o grupo, por lo que no existen otros intereses que no sean los de las propias trabajadoras y trabajadores afiliados. Estos son los únicos que deciden todas y cada una de las posiciones de la organización ante los distintos temas. Nuestros órganos decisorios, a todos los niveles, arrancan siempre de las asambleas generales de los sindicatos, abiertas siempre a todas las afiliadas y afiliados, sin que ninguna Junta, Comisión o Comité pueda nunca sustituirlas.
La solidaridad de clase es el principio que rige las relaciones internas del sindicato y nuestra más preciada herramienta de lucha. Ante cualquier conflicto o problema en el que pueda encontrarse un miembro, o una parte de la organización, el conjunto de ésta ofrece su apoyo.
– El sindicato es la organización de la que se dotan un conjunto de trabajadoras, trabajadores y estudiantes, que se organizan voluntariamente para la defensa de sus intereses como tales y en definitiva, para alcanzar una sociedad sin explotación.
– La sociedad es el conjunto de los individuos que la componen y de las relaciones entre ellos. Que si pretenden presentárnosla como inmensa máquina es para que asumamos que sólo somos una pieza sin importancia y así quedarse con las manos libres para imponer, entre unos pocos, esas leyes y ese funcionamiento que les beneficia.
O lo que es lo mismo, eres libre, puedes construir (o luchar por construir) una sociedad humana justa, igualitaria y libre, donde nada escape a la voluntad de sus componentes.