FILANTROPÍA

(de Nuria García González)

Cuarenta años de emigración me dejaron en ese andén de metro, desorientado, cansado y mermado de Esperanza. Dudaba si dirigirme a Alsacia, Colombia o Ibiza, destinos muy vacacionales, pero mi desmemoriada cabeza no funcionaba.

Este Madrid ya no era una Ciudad Lineal ni fácil. Mis Lagunas solo podían verse contrarrestadas con mi buena Estrella para poder orientarme de regreso a mi Campamento familiar, cuya ubicación se me antojaba oculta bajo un Mar de Cristal.

En medio de mi extravío, un tipo barroco como salido de una obra de Tirso de Molina me tendió la mano. No sé si era lazarillo o benefactor, pero Tablas tenía y, como si se me hubiese presentado el mismísimo Lucero del Alba, todas las Suertes juntas me sonrieron de golpe.

Callao y servicial, mi guía tenía el estilo de los grandes Embajadores conduciéndome hasta Gran Vía, donde salió del metro para invitarme a un Oporto que, además, insistió en acompañar con una torta del Casar.

Antes este Pacífico desconocido, yo no masticaba ávidamente por Capricho. Y es que la Prosperidad me había abandonado.

Desde que Las Musas no inspiraban mis versos, la desidia de mis lectores (despiadado Tribunal) hacía caer las Ventas.

Ya no podía cantar a los Cuatro Vientos que me ganaba la vida como poeta.

“Llevo esta Cruz como si me hubiera caído un Rayo”, me lamenté ante mi bienhechor, que, con la Vista Alegre por las consumiciones, animó a un servidor aludiendo al “se hace camino al andar” de Antonio Machado, poema que recité del tirón haciendo las Delicias de mi acompañante.

Él, el dueño de la taberna y yo, plantados como Tres Olivos en la barra, aliviamos nuestras almas a base de confidencias hasta que sonó mi móvil. Era Begoña, mi mujer.

Me obligaba a volver a casa para tomar mi medicación, no fuese que hiciera un Empalme de los míos, amagando con abrirme en Canal con el cuchillo jamonero.

Agradecí a mi amigo el Bendito Pan, el vino, el queso y la grata compañía antes de salir corriendo a coger el último metro.

Guzmán, tú sí que eres Bueno…

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