El Parto
(de Luis San José López)
Llega mi metro. Un anciano se sienta de espaldas para seguir absorto en sus recuerdos y yo lo hago mirando hacia adelante, ansioso por llegar a mi cita. Las ruedas marcan un ritmo de beatbox y los vagones penetran en el túnel para repartir prisas y sueños por las venas de la ciudad. En las ventanillas se pueden ver miradas furtivas, somnolientes, distraídas. Ecografías también de futuros abogados, banqueros, estudiantes, camareros, policías…
El tren resopla, bufa, traquetea, chilla. Tirso de Molina, se abren las puertas, se rompen aguas. Una marabunta de color inunda los andenes, como un enjambre alborotado por la pedrada de un niño. Los torniquetes apenas pueden contener la hemorragia de vida que se desparrama por la superficie de la gran ciudad.
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Metro Connection
(de Miguel Ángel Gayo Sánchez)
Él entró en el vagón del metro con paso decidido y lanzó una mirada para detectar cualquier presencia sospechosa. Se alegró de que la profundidad de los túneles dificultase cualquier labor de contraespionaje. Su contacto, una mujer de porte elegante, aguardaba sentada en el fondo. La observó con discreción mientras avanzaba hacia ella y le perturbó ese rostro sereno, no exento de pasión, que parecía cargar con una vida llena de secretos.
-¿Trae el prototipo? -preguntó ella cuando se produjo el contacto.
Él le acercó con disimulo una pequeña caja aprovechando un pequeño traqueteo del vagón. Ella la abrió y examinó la joya, un anillo de oro blanco y aguamarina.
-He reservado habitación –dijo él mostrando la llave del hotel.
La mujer se levantó. Él la siguió con discreción. Lo cierto es que llevaban casados diez años y pensaron que su aniversario bien merecía un poco de misterio en el metro de Madrid, el lugar en el que se conocieron.