APRENDIENDO DE UNA LUCHA EJEMPLAR
Lo más importante de la lucha desarrollada por parte de los trabajadores de Metro no ha sido el resultado, el acuerdo firmado por la mayoría del Comité de Huelga, ni que se hayan dejado por primera vez en la historia los expedientes disciplinarios abiertos una vez cerrado el conflicto. Lo verdaderamente importante es lo que hemos sembrado, la forma de llevar a cabo la lucha, las asambleas generales, los piquetes, la participación de los jóvenes, la ilusión de los veteranos, la información a los viajeros, el comité de huelga unitario, el ejemplo dado al resto de la clase obrera…etc. En su día esta siembra deberá dar sus correspondientes frutos.
Hemos sabido continuar, como en el año anterior en la negociación del convenio colectivo, apoyando toda la lucha en la Asamblea General, auténtico pilar y motor de la lucha; con un Comité de Huelga unitario sometido a las decisiones de la asamblea y con todo ello hemos realizado, por primera vez en muchos años, la huelga verdadera, la huelga total. Hemos parado la producción, que es la genuina definición del término huelga, dejando al descubierto que los denominados “servicios mínimos” no son otra cosa que la antihuelga, la negación del derecho a huelga y eso que en el “Estado de Derecho”, en el que dicen que vivimos, el derecho a huelga está recogido como Derecho Fundamental. En la práctica no existe este derecho ya que se dictan servicios mínimos, para casi todas las huelgas, que impiden ejercer ese Derecho Fundamental.
Cuando se hace huelga, como se ha visto, el Estado muestra su verdadera cara: la criminalización de los trabajadores de Metro ha sido bestial, desproporcionada; sólo comparable al linchamiento que vienen llevando a cabo con los controladores aéreos. Han participado activamente, además del Gobierno de la Comunidad (responsable directo del conflicto); el Gobierno central, responsable primario del mismo ataque a los funcionarios, y que tras las huelgas totales del 29 y 30 de junio brindó el total apoyo del Ministerio de Interior a Esperanza Aguirre para someter a los trabajadores del Metro. Todos los medios de comunicación, desde los fascistas (Telemadrid, Libertad Digital, es.radio, Cope, Intereconomia…), los liberales reaccionarios (El Mundo, La Razón, ABC, onda cero…) hasta los autodenominados progresistas (El País, Tele5, cadena ser…) han participado en la criminalización. Los primeros pidiendo listas de despedidos (como al final del franquismo pedían que les dejasen entrar en las cárceles para fusilar a los presos políticos), mientras se inventaban alegremente que el sábado 3 de julio no hacíamos huelga para dar servicio a la manifestación del orgullo gay. Los segundos retorciendo las declaraciones de miembros del Comité de Huelga; como la portada de M2 de El Mundo del día 1 de julio, esa de “Gracias don Vicente…” ejemplo genuino de criminalización periodística. De los terceros es clarificador el Editorial del 1 de Julio de El País, titulado “Huelgas con rehenes El incumplimiento de los servicios mínimos no puede convertirse en la pauta de sindicatos serios”, en el que afirman “nada justifica la inflexibilidad de un Comité de Empresa que anuncia con toda tranquilidad que no respetará la legalidad, y una parte del cual amenaza incluso con convertir la huelga en indefinida. Caiga quien caiga, es decir, a despecho de los dos millones de usuarios damnificados directos, y los aún más numerosos atrapados por el gigantesco atasco en que se convirtió la capital de España”.
Sin embargo, la dignidad de los trabajadores de Metro ha brillado por encima de todas las agresiones y montajes y ha sido un ejemplo para el resto de trabajadores de toda España. Dentro de Metro tenemos que reconocer la participación activa de los más jóvenes, y felicitarnos todos por ello. Por vez primera han estado en primera línea dando la cara como los que más, demostrando con los hechos que los derechos y conquistas van a ser defendidos en metro por muchos años. Ahora sólo falta que su participación se concrete en organizarse y hacer permanente su participación en la lucha. La movilización realizada ha sido de tal calado que va a ser referente para muchos años.