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NO HAY CAMBIO SIN LUCHA OBRERA

Si cuando publicamos el anterior número de este periódico, en enero pasado, nos hubieran dicho que en cinco meses ya no sería Cristina Cifuentes Presidenta de la Comunidad de Madrid, ni Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno central, no nos lo hubiéramos creído. Si nos hubieran dicho que el PSOE de Pedro Sánchez gobernaría en la Moncloa, con o sin elecciones de por medio, tampoco nos lo creeríamos. Pensaríamos que para cambios así tendrían que haber ocurrido grandes movilizaciones obreras que habían acabado con ambos sátrapas y conquistado grandes reivindicaciones para la clase obrera y para la sociedad en general…
Pero si descontamos la huelga general feminista del 8 de marzo y las movilizaciones de la Coordinadora Estatal en defensa de las pensiones públicas, no ha habido grandes movilizaciones obreras; al menos del calibre necesario para echar abajo los gobiernos autonómico y central. Y por eso mismo no ha habido cambio real ni conquista alguna.
Cae Cifuentes por robar dos botes de crema facial en el Erosky y por sacarse “de aquella manera” el famoso Máster y cambia el gobierno autonómico, aunque muy poco, pues sigue en manos del PP con el apoyo imprescindible del recambio del sistema para la derecha: Ciudadanos. Y el central también cambia, propiciado por el Banco de Santander que era hasta entonces el sustento del PP.
El cambio de gobierno central no ha supuesto siquiera la mejora de los Presupuestos Generales del Estado que estaban en trámite de aprobación. Finalmente se han aprobado los presupuestos del PP. De derogar la Reforma Laboral, la Ley Mordaza, NI HABLAR. De frenar la política privatizadora de la sanidad y educación NADA DE NADA. De acabar con la precariedad y fomentar políticas de creación de empleo fijo y con derechos, TAMPOCO. Todo sigue igual, salvo dos gestos: acoger en Valencia los refugiados rescatados por el barco Aquarius y nombrar 11 ministras de un total de 18 que componen el gobierno.
Ya lo decíamos al principio, no hay cambio sin lucha obrera. Y lo volveremos a repetir próximamente pues en breve comienza otra vez el circo electoral y los vendedores de crecepelo volverán a nublar mentes y sentidos y se nos dirá de nuevo a la clase obrera que votando se consiguen no sé cuantas cosas… Así llevan más de cien años engañando al personal y les va bien, siguen viviendo del cuento… como los sindicatos del sistema, a los que en el anterior Contramarcha sacábamos fotografiándose con la Ministra Bañez, Mariano Rajoy y los presidentes de la Patronal CEOE y Cepyme, firmando la “extraordinaria” subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para los próximos tres años condicionada al aumento del PIB por encima del 2,5. Tras el cambio del gobierno y de inyectarles cerca de nueve millones de euros en subvenciones vía Boletín Oficial del Estado, han vuelto a sacar el señuelo de otra nueva firma, esta vez el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (¿será por nombre rimbombante?) En esta ocasión, solo con la Patronal, conteniendo todo un decálogo de peticiones y ninguna mejora para la clase obrera. Incluso vuelven a repetir el cuento de la subida del SMI.
Así nos va y así nos seguirá yendo, si no plantamos cara a tanta injusticia social planificada con verdadera lucha obrera. En Solidaridad Obrera continuaremos luchando en todos los frentes que nos sea posible, contra los graves problemas que nos amenazan. Seguiremos abiertos a la unidad para luchar. Otros parecen tener otras prioridades. Y mientras tanto sigue creciendo: “qué hay de lo mío?”, “Eso a mí no me afecta!”, “Eso había que haberlo hecho hace seis meses”, etc. Frases de siempre que denotan el egoísmo y competitividad en que han convertido la solidaridad de clase y la conciencia obrera que ahora brilla por su ausencia en amplias capas de la clase obrera. No hay cambio sin lucha obrera… ¡y lo sabes!

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